Mariana se quedó petrificada: "¿Me... me bloqueaste?".
"Ya te dije que en los próximos días no habrá más estrellas en el cielo, y ya no necesitamos tener nada que ver el uno con el otro. En siete días, nos divorciaremos y cada uno irá por su camino, no nos cruzaremos jamás".
Ella soltó una risa amarga: "Miguel, ¿acaso soy una bestia feroz para que me tengas tanto miedo?".
Miguel replicó con frialdad: "¿Qué bestia feroz podría ser más aterradora que tú?".
Sintiéndose aturdida, Mariana se sonó la nariz y dijo con voz llorosa: "Miguel, ¿piensas que a mí no me duele?".
Por eso podía apuñalar su corazón sin remordimiento una y otra vez.
Él simplemente dijo: "Tu corazón es más frío y duro que una piedra, ¿cómo podría dolerte?".
"Miguel, te vas a arrepentir".
"Sí, me arrepiento de haberte conocido".
Mariana colgó la llamada directamente.
¿Para qué insistir?
Ya sabía cuál era su actitud, no debería haber esperado nada, sólo se humilló a sí misma.
Valeria tocó la puerta con cuidado y asomó la cabeza: "Mari, ¿qué tal la conversación con el señor Miguel? Antes él te quería mucho, si le explicas bien las cosas, seguro que...".
Mariana la interrumpió: "Valeria".
"Dime".
Mariana se secó las lágrimas del rostro con el dorso de la mano y forzó una sonrisa amplia:
"Quisiera comer unos de los ravioles que preparas tú".
Al verla más relajada, Valeria pensó que por fin habían resuelto las cosas y se sintió aliviada y contenta: "Eso no es nada difícil, ahora mismo te los prepararé. Tú duerme un poco y cuando despiertes estarán listos para comer".
"Gracias, Valeria".
"¿Por qué me agradeces? Al señor Miguel le encantan también esos ravioles, prepararé más, así cuando venga también podrá comer".
Mariana sonrió, pero no dijo nada.
¿Cómo iba a venir él?
De repente Valeria recordó algo y aplaudió con las manos: "¡Eso es, Mari! Acabo de recordar algo que podría ayudar a esclarecer lo que pasó hace años. En la mañana del accidente de los señores, vino un empleado de un concesionario a hacerle mantenimiento al auto del señor. Esa persona actuó de manera muy sospechosa, siempre he pensado que tuvo algo que ver con el accidente. Cuando venga el señor Miguel, le contaré para que investigue ese concesionario, ¡seguro que hay algo raro!".
Mariana reaccionó inmediatamente: "¿Viste cómo era esa persona, Valeria?".
"Lo vi, pero no lo recuerdo muy bien, sólo sé que era una mujer joven. Me pareció raro, ¿por qué mandarían a una chica a hacer ese trabajo duro en vez de a un hombre?".
Mariana preguntó apresuradamente: "Valeria, ¿sabes a qué se dedica Teresa?".
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