Alaia
Entramos al gran Salón y encontramos a Megan quien me piden que suba a una habitación en lo que llega el momento de bajar y hacer mi presentación oficial.
Cedric y Ash me acompañan, queremos evitar que Darius la vea, no lo hemos visto desde que llegó de Madrid y él no visita a mis hijos en casa, mi padre y Loli son quienes los llevas a su apartamento para que pueda verlos.
Comemos algunos aperitivos y hablamos del último viaje que hicimos Ash y yo a Ámsterdam, donde decidimos probar varios tipos de cerveza y cuando quisimos ponernos de pie, no pudimos, reíamos a lo tonto, Cedric tuvo que llevarnos a casa.
—No me acostumbro a verte como chico —dice Cedric a Ash quién está mirando la ciudad a través de la ventana.
—Pues debes querido, soy un chico, uno muy gay —dice acomodando su traje y reímos.
—Es momento, señorita Russell —un chico pide y caminamos juntos para salir.
—Te espero abajo, encuéntrame en la mesa que este más lejos de la de mi abuelo —Asiento y ambos caminan al ascensor, Cedric me recibirá cuando baje las escaleras y Ashley no quiere estar en el centro de la atención, Darius puede descubrirla si la ve de cerca.
Las luces se apagan cuando llego al inicio de las escaleras antes de que todo quede a oscuras, veo a Killian en una de las mesas centrales, su presencia me desagrada sobremanera y así lo reflejo; las luces vuelven a encenderse y es cuando me piden que baje, lo hago fijándome en cada rostro presente en el salón, Nick está junto a un hombre de cabello oscuro y a Alex, imagino que se conocen, algo que encuentro interesante; también está la madre de Nick para mi desagrado.
Llego al último escalón, es donde Cedric me recibe, besa mi mano, ambos sonreímos y procedemos a caminar juntos, pero antes de que podamos dar otro paso, Nick aparece frente a nosotros, se ve tenso, Cedric da un paso al frente para encararlo y puedo percibir cuanta tensión y desagrado existe entre ellos.
—Hija, vamos, quiero terminar con esto y sentarme a beber un trago tranquilo —mi padre me lleva con él sin darse cuenta de lo que está sucediendo entre Cedric y Nick quienes se miran retándose, Ash me hace una señal de que ella se encargara de esos dos, asiento en silencio confiando en ella y procedo a saludar a los invitados junto a mi padre, él me presenta como su hija y futura CEO de T-World a nivel mundial.
—Podemos omitir a Killian, hija —mi padre habla en mi oído.
—No, papá, es el momento de que él se entere de quién soy —digo y él asiente.
—Killian —el hombre se pone de pie con simpatía, camino los pasos que me faltan para acercarme a la mesa y soy el centro de atención de la madre de Nick, a su lado está Will y me extraña que no está Bárbara.
—Te presento a mi hija —mi padre habla lleno de orgullo—, Alaia Russell, será quien tome las riendas de la compañía en un futuro cercano —El hombre no parece alertase al escuchar mi nombre, pero si lo hace cuando fija mi rostro, su cuerpo parece rígido al igual que su rostro.
—Alaia —dice.
—Así es señor… Garnett —gesticulo el apellido, disfrutando de su desconcierto y de que los ratones se han comido su lengua.
—Ya conocí a tu hija, es preciosa y tiene tanta clase —dice Grace y asiento sería en su dirección.
Este asiente haciendo un gesto con su boca.
—Supuse que me había deshecho de ti cuando decidiste desaparecer de la faz de la tierra, no voy a negar que llamo mi atención el hecho de descubrir que no habías dejado señales, hasta llegue a suponer que habías muerto —dice y se detiene a varios centímetros de donde me encuentro —. Ahora lo entiendo, no desapareciste, cambiaste tu apellido, tu estatus —me observa fijamente.
—Tiene razón en algo, la chica que creía, podía intimidar, ella, si murió y no, no cambie mi apellido, siempre he sido una Russell, ha sido mi derecho desde el día en que nací—respondo altiva.
Asiente y ríe.
—La chica con carácter se ha convertido en una mujer con poder, una mezcla peligrosa —asegura y asiento segura, con mis manos en la cintura.
—Como podrá ver, ahora la balanza se ha puesto en equilibrio y por su bien, le recomiendo que no se acerque a mí, las compañías pueden trabajar sin que usted y yo tengamos que vernos, así que espero no volver a encontrarlo en mi camino —declaro con firmeza y este me observa.
—¿Todo bien, señorita? —cuestiona Gavin a mi espalda, puedo ver que lo acompaña Gus, otro hombre igual de enorme a Gavin.
—Muy bien —les respondo.
—Espero todo haya quedado muy claro — espeto mientras Killian se fija en mis guardaespaldas, doy media vuelta y camino con ellos para volver al salón.
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