Nick
—Kathe —le hablo a mi asistente, para que venga a mi oficina, envié mi auto a reparar, pero aún no me he enterado de quién ha sido la persona que lo hizo y olvidé consultarlo.
—Señor —entra mi asistente.
—No he recibido la información de la persona que rayó mi auto, en mi edificio —declaro.
—El señor Willian dijo que se encargaría, el mismo fue al piso de seguridad ese día, me pidió que deje todo en las manos de él —explica rápidamente.
—Ubica a Will —pido.
—Así lo haré —ella asiente y sale de mi oficina.
—Continúo buscando información de T-World y de Alaia en internet, pero es muy poco lo que hay de ellos en este país, en las páginas de negocios en España hay más fotos de ellos, pero solo hablan de las compañías, no hay más información.
Quiero saber qué sucedió con ellas en estos años, su desaparición me tomó por sorpresa, así como me ha tomado por sorpresa su regreso.
—Primo —Will entra con una gran sonrisa en sus labios.
—Tienes la información de la persona que rayó el auto —digo en lo que lo veo llegar a mi lado.
—Aquí esta—me enseña una memoria y parece que le divierte la situación.
Introduce la memoria en mi computador y abre el archivo para reproducir el video, mi primo me mira con una gran sonrisa en sus labios y vuelve a ver la pantalla.
Las imágenes se reproducen y no veo a nadie, hasta que noto que dos personas se acercan, momento en que reconozco a Alaia y a su primo, la primera camina para entrar a su vehículo y es cuando veo su cartera rozar con la puerta del Rolls-Royce.
Will repite una y otra vez el movimiento haciendo que lo mire con fastidio, se ríe nuevamente y deja que el video continúe, puedo ver como Alaia ríe con ganas mientras su prima se acerca a ver que ha sucedido, ambas disfrutan el momento y nuevamente no puedo molestarme, verla reír de esa manera me trae recuerdos, de cuando ella reía sin complicaciones mientras estábamos casados, cuando no había nada, ni nadie entre nosotros; cuando solo éramos ella y yo.
—La pequeña amazona silvestre arruinó tu auto —dice cuando se pausa el video, momento en el que ellas se han ido.
—¿Qué harás? —cuestiona y camina a buscar una bebida en la nevera.
—Le enviaré la cuenta —digo reproduciendo nuevamente el video.
—Nick, vamos, el costo de ese arreglo no es nada para alguien como nosotros —afirma tomando de una lata de refresco.
—Lo sé —volteo a verlo y él me mira entrecerrando los ojos.
—Estás loco —dice saliendo de mi oficina.
Llamo a Kathe y pido que envíen la cuenta del arreglo de mi auto a Alaia.
Salgo de mi oficina y al llegar a casa busco un traje para usar mañana, hace tiempo no iba a esa clase de eventos, pero mi impulso por ir es más fuerte que el odio que Alaia siempre demuestra al verme.
Parece que me odia con la misma intensidad que una vez me amó.
Al día siguiente…
Bajo al patio de mi casa para ver a mis perros, están con el encargado de su cuidado.
—Buenos días —me saluda el chico que Marshall contrató.
—Buenos días —respondo, mis perros corren hacia mí, apenas escuchan mi vos y veo como mueven sus colas.
Los saludo tocando sus peludas cabezas, ellos caminan a mi alrededor tocando mis piernas y se ponen en dos patas.
—Tendré un día de spa con tu madre y en la noche saldré con mis amigas, ya que decidiste por mí, respecto a la gala de esta noche —Bárbara habla detrás de mí y mis perros comienzan a gruñirle—detén a esas bestias —dice desde donde está y los distraigo para que no se acerquen a ella.
—Sabes la razón por la que no quiero que vayas al evento, podrás vivir si no asistes a uno —continúo acariciando a mis perros, quienes ahora se han acostado en el pasto esperando que rasque sus vientres.
—Te veo ahora y parece que eres un hombre con sentimientos, pero no, no los tienes y por extraño que parezca los únicos que reciben afecto de tu parte son esos perros.
Me vuelvo para verla desde donde estoy.
—Te veré después —ella arregla su cartera para salir de la casa.
Me entretengo un poco más con mis mascotas hasta que es hora de almorzar, lo hago solo y salgo en busca de un nuevo esmoquin, los que tengo han dejado de quedarme en los brazos y la espalda.
Consigo un traje, me dirijo a preparar mi cabello y barba, vuelvo a casa y termino de arreglarme hasta que llega la hora de salir.
Entro al gran salón, sus arreglos dicen el dinero que han invertido en la celebración. Una chica me lleva al lugar que me corresponde, es la mesa que han dispuesto para mi familia, incluyendo a mi abuelo, sin saberlo, los Russell tienen al enemigo en casa.
—Hijo —mi madre se acerca para besar mi mejilla.
—Madre.
Will me saluda chocando el puño.
—Creí que Barbie estaba bromeando cuando dijo que no vendría —mi madre mira detrás de mí.
—No lo estaba —digo cortante y mi madre no responde al escuchar mi tono, pero está claro que no le ha gustado que no venga Bárbara.
—Hijo —mi abuelo palmea mi espalda, asiento en su dirección antes de buscar un nuevo sitio para sentarme, no soportaré estar en la misma mesa que mi abuelo y mi madre, quien seguramente no perderá un segundo para hacerme ver que Bárbara debería de estar aquí.
Camino y desde donde estoy creo ver un par de rostros que no había visto en años.
—¿Alex? —cuestiono al ver que sonríe a una chica de facciones delicadas.
—Nicholas —Alex es el primero en verme—, ¿Cómo estás, hombre? —me da un apretón de manos y palmea mi espalda.
—Nick —Sebastián me saluda con el mismo ánimo que Alex.
Ellos me presentan a sus acompañantes, Sebastián a Aithana su esposa y Alex a Elizabeth su pareja, ellas son las mujeres que han logrado conquistarlos según veo, los dos se ven completamente enamorados.
—A alejarla de ese pedazo de m****a —gruño.
—¿Qué está mal contigo, tío? ¿No piensas que ya hiciste suficiente? No tienes derecho a intervenir, Déjala en paz, ella no te necesita, ha logrado continuar con su vida —Miro a Asher y este me mira serio, ha oído la parte de la historia que cuenta Caperucita, hace falta conocer la versión del lobo.
—William, cuida a tu primo —le dice a Will, este se acerca y se sienta a mi lado.
—puedes irte, yo me encargo —le dice a Asher y este se va.
—Deberíamos irnos, has bebido demás —mi primo se dirige a mí.
—No me iré —digo bebiendo un nuevo trago y me dedico a mirarla de lejos.
La velada termina y Alaia es la primera en irse con su familia.
—Vamos, se ha ido —Will y yo caminamos para salir del salón.
—Nick —escucho la voz de mi abuelo cuando estoy por abrir la puerta del auto de mi primo.
—¿Qué quieres? —digo sintiendo que la ira me consume.
—Alaia Russell —dice y volteo a verlo—, no me hablaste de ella y asumo que ya sabes quién es —baja las escaleras a paso lento.
—No tenía por qué hablarte de ella —respondo y abro la puerta.
—Los quiero a ella y a su familia fuera de fuego, debes sacarlos del proyecto.
Río sin gracia.
—No —digo con voz fuerte dándome la vuelta para entrar.
—Harás lo que se te pide —dice entre dientes y toma mi hombro, es cuando lo tomo del cuello de su saco y hago que su espalda golpee contra el auto de Will.
—¡¿Qué m****a, Nick?! —Will rodea el auto para correr hacia nosotros.
—¿Olvidas que me entregaste el poder de la compañía, abuelo? Y ahora las decisiones las tomo yo —lo empujo nuevamente al auto.
—Suéltame, Nicholas o te advierto que…
—¿Me adviertes qué? Ya no tienes poder y no haré nada en contra de los Russell, ¿entendiste?
—¡Nick, suéltalo carajo! —Will suelta a Killian de mis manos.
—No me hagas sacarte de la compañía —Killian me señala y arregla el saco de su traje.
—No puedes tomar algo que me pertenece… Abuelo —vocalizo la última palabra.
—Vámonos —les habla a sus hombres quienes acaban de llegar —, son un par de inútiles —les grita mientras caminan hacia la camioneta.
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