ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 30

Nick

Mi mente apenas puede procesar sus palabras, dos hijos, dos.

—¿Hijos? ¿Alaia? —apenas puedo hablar, aflojo el nudo de mi corbata al sentir una presión que no permite que el aire entre a mis pulmones.

—Sí, señor, dos niños pequeños, un niño y una niña, son mellizos —encuentra un papel que no logro distinguir en un principio, la tomo sintiendo que mi estómago y mi pecho se revuelven.

Me entrega la foto y observo las imágenes que hay en ella, Alaia sostiene un pequeño bulto y sonríe hacia él acariciando el rostro del bebé, presiono la foto con mi pulgar al ver a Cedric de pie junto a la cama, él sostiene el otro pequeño bulto color rosa, mientras mira a Alaia y sonríe.

—Fecha de esta foto —digo rápidamente, sintiendo un fuego quemando mi interior.

—No tenemos la fecha, señor, solo logramos averiguar que los niños deben tener más de un año, pero todo lo que encierra el embarazo y nacimiento de ellos está estrictamente guardado, la foto es de una cámara de seguridad que logramos conseguir, pero la persona que nos proporcionó la información, dijo que nadie puede acceder a nada más y esa imagen la encontraron en una grabación que no tenía ningún detalle, solo estaba escrito el apellido Russell y dura tres segundos, y fueron ellos precisamente quienes guardaron con recelo esa información; los dueños del hospital son amigos de la familia y cualquier miembro del hospital que proporcione algún tipo de información, pone en riesgo su trabajo.

Continúo mirando la imagen en silencio.

—Todo apunta a que Cedric Van Holt es el padre, los niños son la razón por la cual viaja constantemente a España —indica mi empleado y presiono mi puño con fuerza.

—¿Tienes fotos de los niños, ahora? —pregunto mirando las pequeñas partes de sus rostros en las fotos.

—No, por el momento, salen muy poco y las veces que lo han hecho, se aseguran de cubrirlos lo suficiente para que nadie pueda verlos.

Paso las manos por mi rostro, no puede ser, no puede ser que Alaia y ese infeliz…

—Podremos investigar más si usted lo desea, terminar de atar cabos, aunque sé que será más difícil, ya que desde ayer están custodiando mucho más a los miembros de la familia —explica.

—Déjame solo —pido y este asiente, antes de salir de mi oficina.

Observo la foto una y otra vez, recordando la relación entre Cedric y Alaia en la universidad y el hecho de que ahora van a casarse.

Voy por un trago y mi mente juega conmigo, pienso en cuanto odiaba que Cedric estuviera cerca de ella, el ímpetu con que Alaia defendía a su amigo, rio bajo, “amigo”

También recuerdo el día en que subí las escaleras del edificio en que vivíamos, ese día hace dos años; tenía claro lo que iba a hacer esa tarde, recuerdo cómo se lanzó a mis brazos, apenas llegue y abrí la puerta de nuestro apartamento, su mirada cuando le pedí el divorcio, su gesto de dolor cuando fui un completo imbécil con ella, la frialdad con la que me comporte al verla irse.

“¿Creías que ella no iba a rehacer su vida después de que la abandonaste?”

Abandonarla, la palabra que uso Cedric para recordarme lo que le había hecho.

—AAAGGGHH —grito lleno de rabia y frustración mientras lanzo el vaso a una de las paredes de mi oficina, el ruido del cristal hacerse pedazos al llegar al duro muro es lo único que puedo escuchar.

—¡Señor! —grita Kathe entrando a mi oficina seguida por Will—, ¿se encuentra bien? —se acerca.

—Estoy bien —gruño.

—¿Qué pasa, Nick? —habla alarmado y camina hasta donde estoy.

—Nada, no pasa nada —respondo sirviéndome otro trago, vuelvo a la silla de mi oficina y acomodo mi espalda en el respaldo mientras cierro los ojos y exhalo profundamente.

—Kathe, déjanos solos, que alguien se encargue de recoger todo cuando me vaya —señala los cristales en el piso.

—Sí, señor —dice Kathe saliendo de la oficina.

—¿Cuál es el problema, hermano? —dice y llega frente a mi escritorio —, venía a verte y escuchamos el ruido del vaso.

—¿Qué es esto? —pregunta mirando las fotos y documentos que se encuentran frente a él —. ¿Insistes en esto, Nick?

—No, pero si a mi oficina, vamos al grano, seguro viniste a hablar de tus intensiones y no entiendo cuál es el interés en volver a ser CEO, ¿quieres seguir moviendo los hilos a tu antojo? —lo observo fijamente.

—Siempre quieres hacer lo que te viene en gana —dice enojado.

—Ya lograste lo que querías, tome la dirección de la compañía gracias al trato que me ofreciste, ahora deja de meterte en mi camino.

—Volveré a tomar riendas de las empresas y me aseguraré de dejarte sin nada, lograste engañarme, con tu actitud rebelde, pero nunca serás como yo.

—Afortunadamente, y sí, cometiste un gran error al pensar en que conmigo se extendería tu poder, no pasara y debo recordarte que, no puedes dejarme sin nada, Killian, al contrario, soy yo quien puede hacerlo.

—¿Le darás la espalda a tu familia por esa mujer? —finge indignación.

Río sin gracia, “mi familia” él se enfurece más al verme reír.

—Una mujer que se fue con su amante, apenas te divorciaste de ella y ahora y sin vergüenza ha regresado junto a él y van a casarse —sonríe con maldad, Will me mira y yo tenso mi mandíbula apenas escucho sus palabras.

—Vete o no me haré responsable de mis actos —digo y me acerco a él.

—Nick, tiene el triple de nuestra edad —Will se pone de pie y me detiene.

—Esto no ha terminado —Killian levanta el mentón y camina hacia la salida donde se detiene y me da una última mirada antes de cerrar la puerta detrás de él.

—¿Mi abuelo te dijo que Alaia se había ido con otro hombre? —pregunta cuando nos quedamos solos y se sirve un trago para él.

—Lo hizo, después de mi boda con Bárbara, pero no creí en sus palabras —digo mirando la foto de ellos con los bebés.

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