Alaia.
Acabamos de cenar y me encuentro en la sala con las chicas y los niños, Noah está en mis piernas y Alana en las de Ashley.
—Ato —dice Noah mostrándome el cochecito de colores que sostiene en sus manos.
—Si mi amor, es un auto —peino sus cabellos y sus ojitos tan idénticos a los de él, me sonríen.
—Exigió ver a los niños, niega haber enviado a su abuelo para pedirme que aborte, dice que nunca supo que estaba embarazada —exhalo y niego con la cabeza.
—Que fuerteeee —dice Ash haciendole cosquillas a mi niña.
Mi madre y Elise permanecen en silencio se miran la una a la otra y se ve que están conteniendo cualquier cosa que pasa por sus mentes.
—Ustedes dos. ¿qué tienen en sus cabecitas? —las miro con sospecha.
—Bueno cariño, no te voy a negar que escuchamos la conversación con Nick, no nos mates —dice mi madre y ruedo los ojos, tenian que hacerlo y noto que Ash se hace la desentendida —. Y me dirás lo que quieras, pero parecía que de verdad, ese hombre no tenía idea de tu embarazo —menciona y Elise asiente.
—Mamá por favor, no seas crédula, Nick tiene una enorme capacidad de mentir y engañar, durante más de dos años fingió ser otra persona para mantenerme a su lado cuando solo fui un reto para él, estuvo conmigo hasta que se aburrió de mí —beso los cabellos de mi hijo e inhalo su aroma antes de que se aleje junto a su hermanita cuando su tío Aidan los llama a jugar—, talvez solo quiere joderme —digo, es una posibilidad, que ahora quiera usar a mis hijos para molestarme y hacernos creer que realmente le importan.
—Seguramente quiera joderte, pero no de la forma que piensas —dice Ash conteniendo la risa y golpeo su hombro.
—¡Zorra, eso dolió! —dice acariciando el lugar donde la golpee.
—¿Qué pasará ahora? —mi madre pregunta.
—Quiero saber qué hará para ver a los niños.
—Puede iniciar un proceso legal, le estás negando algo que, aunque queramos o no, le corresponde por derecho —Ash habla.
—Lo sé y he considerado esa posibilidad, estoy abierta a ello, ese sería un indicador de que realmente quiere verlos, debe contratar un abogado y esperar el proceso, ser paciente, será una prueba para él —explico.
—Como siempre apoyaremos tus decisiones, linda —mi madre toma mis manos y Elise hace lo mismo, Ash me abraza por los hombros.
—Gracias, las quiero —me apoyo en Ash.
Al día siguiente…
Hace una hora terminamos de desayunar, el día está hermoso, no se ve una sola nube en el cielo y los niños están listos para nadar.
Después de nadar juntos y de que ellos decidieran permanecer un rato más en la piscina, los observamos desde las sillas que están en la orilla, los gritos de emoción de Alana se escuchan con fuerza, mi padre ha hecho un viaje rápido a Madrid, Cedric viajó ayer temprano, fue un viaje inesperado, lo requerían en su compañía.
Cuando ya es el momento de almorzar nos damos un baño y cambiamos, será una tarde de cine.
—Alaia, el próximo fin de semana, viajaré a España, tomaré dos semanas de mis vacaciones, ¿lo recuerdas? —Loli, habla cuando estamos en la cocina preparando las palomitas de maíz, hago memoria y es verdad sus vacaciones están dispuestas para este mese.
—Sí, lo recuerdo, ¿hablaste con tu familia? Deben de estar emocionados.
—No le es he contado, será una sorpresa —dice feliz
—Van a morir cuando te vean —tomo sus manos—, recuérdame ir de compras, quiero enviarles regalos a tus padres y a tu hermana.
—Señorita, han llegado un par de paquetes para los niños —Gavin entra a la cocina.
Mi gesto es de extrañeza total, volteo a ver a Loli, talvez mi padre dejó algo para ellos y se lo dijo, ya que nosotras siempre nos comunicamos cuando pedimos algo para los mis hijos, pero me percato de que Loli se ha puesto roja y mira sus manos; mi prima y yo nos miramos con sospecha.
—Revisa que todo esté en orden y si no hay algo extraño, pide que los traigan —digo a Gavin, este asiente y se va.
—Alguien de aquí parece una quinceañera que ha visto a su crush del colegio —dice Ash entrecerrando los ojos hacia Loli.
—¡Pero, ¿Qué dices Ashley?! —grita poniéndose aún más roja si es posible.
—Vamos mujer que eres soltera, guapa y con mucho que ofrecer —la abrazo por los hombros.
Mi mirada se pierde en los árboles, siento el movimiento de Marshall, mis perros corren a mi alrededor.
—La señora salió temprano, dijo que iría al club con su madre —me informa y asiento.
Sophia, la esposa de Marshall, me sirve el desayuno.
Bebo un sorbo de café en lo que sigo perdido en mis pensamientos.
—¿Todo bien, señor? —cuestiona Sophia.
—Sí, perfecto —miento.
—¿Seguro?, no ha probado su desayuno —muestra la mesa, la comida ya debe de estar fría.
—Puedo preparar todo nuevamente —dice tomando uno de los platos.
—No, está bien, solo tomaré el café —le muestro la taza.
—Disculpe mi atrevimiento, señor —habla y me vuelvo a verla —, pero desde que trabajo en esta casa, siempre lo he visto como un hombre de pose dura, fuerte, no sonríe, talvez para los perros —los señala—, pero hoy, luce como otra persona, noto algo diferente en usted, espero no meterme en problemas por decirlo —sonríe y sus ojos se hacen pequeños, nunca lo había notado.
—Está bien —digo de forma neutral, vuelvo a ver a los árboles y bebo de mi taza.
—Es evidente que algo le molesta y aunque no parezca soy una persona observadora —ríe— usted es un hombre que no se lleva bien con los miembros de su familia, puedo ver que solo confía en sí mismo y talvez en ese primo suyo, ese machaco loco, guapo, pero loco —menciona y logra que ría.
—Solo quiero que sepa que aquí está esta mujer mayor, para escucharlo y darle un concejo, si algún día llega a necesitarlo —habla y se gira para irse.
Lo pienso un poco.
—Espere —digo y ella se detiene, le muestro la silla que está frente a ella.
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