Nick
Entro a casa en silencio, no quiero alertar a las chicas que trabajan para nosotros, seguro intentaran servirme la cena y quiero estar solo, deshago el nudo de mi corbata y me siento pesadamente en el mueble, acomodo mi cabeza en el espaldar del mismo y cierro los ojos, mi mente trae las imágenes de mis hijos y una calidez invade mi pecho, al tiempo que una sonrisa se dibuja en mis labios, no imagino como vivió Alana este año seis meses mirando a Noah, la pequeña versión de su padre; mis hijos son perfectos, son las personitas más hermosas que haya visto.
Despeino mi cabello, me queda un largo camino por recorrer con ellos y su madre, Alaia merece saber la verdad, después de todo lo que paso, tuvo que vivir sola su embarazo y no me refiero a su familia, me refiero a mí, yo debí estar a su lado a cada segundo, cuidando de ellos, mirando a mis hijos crecer en su vientre, verlos nacer compartir esos momentos con ella, bufo al recordar que Cedric fue quien ocupo mi lugar y que ha sabido ganarse su afecto, ese error me costó demasiado.
—¡Nick Garnett, rayos! —Grita Bárbara y abro los ojos para ver que tiene una mano en su pecho —, ¿que haces ahí, en medio de la oscuridad?, pareces un fantasma —enciende las luces de la sala y camina para sentarse en el mueble que se encuentra frente a mí.
—Vengo de ver a tu madre y a Killian, por Dios santo, Nick, pudiste matar al pobre anciano —dice y me causa gracia, solo fueron un par de golpes nada grave, pero como siempre, Killian quiere manipular a las personas a su alrededor.
—Fue muy poco lo que le hice para lo que realmente merecía, solo fue una advertencia, puede irle peor en un futuro —digo y ella abre los ojos.
—Entonces los niños de Alaia y que Cedric aseguro eran suyos, han resultado ser tus hijos —me fija y la miro.
—Lo son —afirmó con la cabeza.
—Nico…
—No tengo la menor duda, Bárbara —la interrumpo y ella asiente torciendo el gesto.
—Significa que tendré que ser una buena esposa y conocerlos —dice sin ánimo y la observo con mi cabeza apoyada en el mueble.
—No los verás, Alaia no permitirá que eso suceda.
—¿Y vas a permitirlo? ¿Vas a permitir que quede como la peor de las esposas? Cuando esto se haga público tendré que mantener mi imagen, Nico, esto puede afectarme a mí también.
—Esto termino, Bárbara, esta farsa termino —digo y exhalo, ella abre la boca sorprendida —compraré una nueva casa y me mudaré ahí.
—No puede terminar ahora Nick, no podemos separarnos y lo sabes —se pone de pie y lleva las manos a la cintura.
—No por ahora, pero llegará el momento en que tendremos que hacerlo oficial —digo —te daré el tiempo que sea necesario.
—Bien, si ya lo decidiste, debes asegurarte ser discreto y nadie puede saber que ya no vives en esta casa o que tienes hijos —su voz suena a reproche.
Mi mirada fría va hacia ella, apenas la escucho.
—No ocultaré a mis hijos —respondo rápidamente—. Sabíamos nuestra separación iba a suceder en algún momento.
—Sí, pero no por ella —dice entre dientes —, no por la siempre perfecta, Alaia.
—Lo es, es perfecta —afirmo y ella me mira molesta, toma su cartera y va a su habitación.
Al día siguiente…
Marco el número de Flynn, necesito una casa lo más pronto posible.
“Señor Garnett” dice, apenas toma la llamada.
—Flynn, quiero una casa en una ubicación específica —le doy las indicaciones.
“Justo tengo dos casas disponibles en esa ubicación”
—prepara todo, me tomaré una de ellas hoy mismo, no quiero errores esta vez.
“No los habrá, señor, le enviaré la ubicación exacta, lo veré allá en una hora” dice y corto la llamada.
—Sophie —llamo caminando a la cocina.
—Señor —dice y la encuentro saliendo de esta.
—Necesito que me acompañe —se ve sorprendida, nunca le he pedido algo como esto, ella comienza a quitarse chaquetilla —, irá en una de las camionetas.
Le doy las indicaciones al chofer y me adelanto en ir a mi auto y veo que Sophie sube a la camioneta.
Llego una de las casas y ya me está esperando Flynn, no tarda en Llegar Sophie.
—Adelante —dice después de darme un apretón de manos.
Vemos ambas casas y finalmente consulto con Sophie cuál es la más adecuada para mis hijos.
Ella decide por una que es más segura y es la que compro inmediatamente, me despido de ellos y envió a Sophie nuevamente a casa.
Después de eso voy a la oficina para esperar la hora en la que pueda ver a mis hijos.
Le pido a Kathe que contrate alguien para amoblar la casa, quiero que esta persona se reúna conmigo mañana mismo y comience lo más pronto posible.
—¿Cómo resultó todo? —Will me encuentra antes de que pueda entrar a mi oficina.
—Bien —digo una vez entro a la oficina —, Alaia me permitió verlos, fue… no sé cómo explicarlo —suspiro y voy a mi silla.
—Te ves diferente.
—Me siento diferente —digo tomando mi teléfono para mostrarle la foto a Will.
—Son hermosos, hermano —sonríe mirando la pantalla.
—Acabo de comprar una casa a 10 minutos de la de Alaia —le informo y me mira con desconcierto.
—Alana es más inquieta y habla un poco más, dice lo que quiere, ama las películas de Disney y nos ha hecho verlas una y otra vez, es muy dulce y desde ya vemos que su personalidad se parece mucho a la de Alaia.
—Odia las verduras, le gustan los Nuggets de pollo y las fresas, amara cualquier postre que las lleve, le gusta cantar, bailar y expresa que está emocionada soltando pequeños gritos.
—Lexa, ladin —dice Alana a Alexa, la cual reproduce una canción.
Alana se sienta frente a varias figuras y comienza a armar lo que parece una casa que está dividida en dos partes y observa una a una cada forma
—¿Te ayudo? —digo y sus hermosos ojos me miran y cambian rápidamente a Lola quien asiente.
—Ti —responde, no he escuchado una palabra tan corta que suene más adorable, se hace a un lado, observo la figura que sostiene y veo que están conectadas por color.
—Prueba con esta —le digo y ella la toma frunciendo el ceño, une las piezas y la casa queda completa, mi hija sonríe satisfecha, continúa armando las demás piezas y le ayudo un poco, aunque veo que no necesita mi ayuda, ella arma perfectamente la mayoría de las figuras, solo puedo sonreír.
(***)
Ha pasado una semana desde que comencé a visitar a mis hijos, la casa que compré ya esta amoblada falta algunos detales, me encargué personalmente de la decoración de la habitación de los niños y demás, me mudaré la próxima semana.
Nos preparamos para ver una película, según me dijo Alaia los sábados son días en que ven películas, los niños se han visto más receptivos a mi presencia, me dicen Ik y es un comienzo.
—Mami —Noah toma la mano de Alaia cuando vamos camino a la sala de cine —ven —le dice y Alaia mira en mi dirección y luego a mi hijo, pienso que va a negarse e irse como lo hace cada vez que vengo, pero en esta ocasión, camina junto a él, entramos a la sala, me siento en la silla a lado de la que Alana ha elegido, a su lado esta Noah y Alaia está junto a Noah, se ve incómoda, es evidente la razón.
Alana señala la película que desea ver.
—Eta —dice y se sienta en la silla.
La película comienza y pronto leo el nombre, cenicienta.
Alana mira con atención, mientras Noah se sienta en el regazo de Alaia y parece que está a punto de dormir, Alaia me mira un segundo y rápidamente vuelve a la pantalla.
Me está haciendo las cosas realmente difíciles.
Presto atención a la película, pero me distraigo con los gestos y emoción de Alana, me derrito completamente por ella.
La película termina, Noah se ha despertado después de dormir durante casi toda la película y llega el momento de irme.
Caminamos a la sala y me inclino delante de mis hijos para despedirme, algo que no quisiera, estar con ellos se ha convertido en mi momento favorito.
—Los veré pronto —les digo mirandolos.
—Okey —dice Noah y Alana mueve su manito para despedirse.
—¡Cedi! —gritan mis hijos al tiempo cuando miran por encima de mí y corren en dirección a Cedric.
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