Alaia
—Te das cuenta de que tendrás que verlo más seguido —dice Ash y lo sabía, esa era una de las razones por la cual no quería que él supiera de ellos, porque, aunque me negara, existía una mínima posibilidad de que esto suceda y tener que aceptar su presencia en la vida de mis hijos. Resoplo; yo solo quería cumplir con el contrato y regresar a España para olvidarme de Nick Garnett y su familia.
—Lo sé —exhalo y busco un vaso con agua, sentí que era mejor darle ese momento a Nick, si yo entraba al cuarto, mis bebés, centrarían su atención en mí —, debo asumir lo que suceda de ahora en adelante; si es que Nick, decide quedarse. Los niños significan una gran responsabilidad, Nick debe probarse a sí mismo y a mí que podrá ser el padre que mis hijos merecen —digo rendida, los oculte por estos meses, intente evitar que se acerque a ellos, pero es algo más fuerte que yo, es la sangre, al parecer.
—Entonces tenía razón, él es padre de mis sobrinos —dice Aidan con seriedad, mi prima y yo lo volteamos a ver.
—Así es —digo acercándome a él y lo abrazo por los hombros.
—No me agrada —explica, Ash y yo nos miramos —, estaré atento a lo que él haga —dice en tono protector y sus palabras me hacen quererlo mucho más de lo que ya lo hago.
—A mí tampoco me agrada, te quiero, enano —digo besando su cabeza.
—¡Oye, estoy a pocos centímetros de alcanzarte! —se para erguido y levanto las manos en señal de rendición.
—Me agrada tu actitud, grandote —dice Ash acariciando su cabello ellos se abrazan.
—Iré a verlos, mis niños ya deben estar listos para la siesta.
Salgo de la cocina y subo las escaleras para ir por Nick, pero me detengo al verlo salir de la sala de juegos, con mi hijo en brazos, noto que lleva una de sus manos a sus ojos y vuelve a sostener a Noah.
Observo con incredulidad que se vea tan conmovido por poder estar cerca de mis hijos, salgo de mi asombre y los sigo sin hacer ruido, puedo ver que se mueve con sumo cuidado para acomodar a mi bebé en la cama, solo observo sus acciones sin musitar palabra y él toma su teléfono para tomar una foto, creo que no puedo impedirlo, no después lo que acabo de ver.
—Se ha quedado dormida —escucho a Loli, entonces siento que es momento de hablar con él.
—Nick —digo en voz baja cuando abro la puerta por completo, no debo decir nada más y él los mira un segundo antes venir conmigo.
Caminamos juntos al despacho y le permito entrar, después cierro la puerta, camino y tomo la carpeta para comenzar a leer el contenido nuevamente, mientras le enseño la silla frente al escritorio, noto que se sienta después de un sonido cansado.
—El apellido, mis hijos seguirán teniendo el apellido Russell hasta que me demuestres que realmente quieres estar su lado, que no te irás y que esto lo haces por un capricho y en algún momento decidas desaparecer de sus vidas inesperadamente después de que ellos se acostumbren a ti —lo observo y veo como bufa —, también es importante que ellos te acepten.
—Mis hijos no son un capricho, Alaia —me mira a los ojos y vuelvo a ver la carpeta.
—No quiero a ningún miembro de tu familia cerca de mis hijos, nadie; tu abuelo es el primero en la lista, creo que no debo explicar las razones —lo fijo —, tampoco quiero a tu madre cerca de ellos —Nick levanta una ceja —tuve un encuentro con ella y no me agrada, esta demás decir que Barbara tampoco puede acercarse a ellos —ordeno.
—Compraré una nueva casa para llevar a mis hijos, una a la que Bárbara no tendrá acceso —dice y encuentro curiosas sus palabras, dudo que una esposa acepte ese tipo de comportamientos, pero no es mi problema, solo debo velar por la seguridad de Noah y Alana —. Respecto a mi abuelo y madre, estoy de acuerdo contigo y no permitiré que vean a mis hijos —asegura y levanto ambas cejas.
—Como imaginaras, no confió en ti, así que, estaré atenta a todo lo que tenga que ver con mis hijos y contigo.
—No es una idea que me desagrade —dice con una sonrisa ladeada que logra molestarme y ruedo los ojos, idiota.
—Por lo tanto, Lola estará siempre al pendiente de ustedes, durante las visitas y estará presente en cualquier salida o encuentro contigo, no permitiré que contrates a nadie más para su cuidado, no quiero extraños cerca de mis hijos, eso no te exime de pagar por los días en que ella trabaje para ti, creo que imaginaras que Lola es una mujer preparada y gana muchísimo más que una nana cualquiera —explico.
—¿Me ves titubear? —cuestiona y continúa mirándome fijamente mientras hablo.
—Las visitas —tomo aire ante lo que voy a decir —las veras en esta casa bajo la estricta supervisión de Lola o un miembro de mi familia, en el caso de que ella no este, iniciaremos con dos o tres días a la semana, tendrás que avisarme antes de venir, es necesario para que ellos vayan adaptándose a ti poco a poco, después de eso, todo dependerá de la relación que logres construir con ellos.
—¿Por qué no, todos los días? —cuestiona confundido.
Mira a la casa, palmea mi espalda y me lleva a un jardín lateral de la entrada.
—Iré al grano, Garnett, no puedo imaginar el motivo por el cual Alaia llegó a España, sola, justo en el momento en que estaba embarazada de tus hijos, cuando es evidente que perfectamente podías asumir la responsabilidad de mis bisnietos y nieta —dice serio, pero de lejos podrían pensar que está siendo agradable —, a lo que no le veo problema, es posible que mi historia con los niños no fuese la misma si tú no te hubieras equivocado, porque está claro que lo hiciste.
—Señor Russell —digo.
—Permíteme terminar —levanta una mano —, e imagino que esta separación tiene que ver con tu abuelo también.
Lo observo confundido.
—Alaia y Killan tuvieron un encuentro nada agradable en la gala de presentación de la compañía, supongo que recuerdas ese evento.
Lo fijo, sintiéndome furioso al saber que Killian no pierde oportunidad.
—Por suerte no logró hacer nada en contra de ella, me gustaría saber que es lo que Killian tiene en contra Alaia y los Russell.
Me gustaría saberlo a mí también, esta obsesión insana ha pasado los límites.
—Lo sabré en algún momento, pero quiero que sepas que no somos un enemigo pequeño y que no querrán enfrentarse a nosotros, pondré todo lo que tengo en mis manos para proteger a mis bisnietos y a cada miembro de mi familia, la advertencia va para él y para ti también, espero que sepas hacer las cosas bien, porque como verás —señala a su alrededor —Alaia y mis bisnietos no te necesitan y apoyaré cualquier decisión que mi nieta tomé.
Aunque la forma en la que me ha hablado esconde un par de amenazas, encuentro en Darius un aliado, uno al que no le agrado por ahora.
—Dejaré que mis actos hablen por sí mismos, en lo que respecta a mis hijos y seré un aliado para enfrentar a Killian —me observa sin entender, estiro mi mano y le doy un apretón —. Que tenga buena noche, señor Russell —me despido permitiendo que digiera mis palabras y voy a mi auto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ÁMAME UNA VEZ MÁS