ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 8

Alaia

Después de almorzar salimos a dar un paseo con los niños, Ashley continúa viviendo en la casa que está al lado de la nuestra con su madre Elise, quien viaja seguido, ella se divorció del padre de Ash poco antes de que llegáramos al país y la entiendo, Kurt, el padre de Ash tiene el carácter de Darius, no entiendo como mi padre es tan bueno si creció rodeado de ellos dos. Elise se lleva bien con mi madre y ahora que ha tomado vacaciones, se han ido a Venecia juntas, son muy amigas como Ash y yo.

Mis hijos se mueven por el gran jardín de la casa, les encanta pasar tiempo ahí.

—¿Me estás diciendo que mi abuelo quiere a cariñitos? —dice sorprendida.

El señor Darius es una persona fría, y se caracteriza por no hablar mucho, pero los tres pequeños, incluyendo mi hermano, parece, le brindan calor a su congelado corazón.

Cariñitos es el apodo que Ash les puso, apenas nacieron, pasaron los meses y mis bebes reían cada vez que les decía así, entonces se quedó y cuando comenzaron a hablar comenzaron a llamarla tía ñitos.

—Sí, parece que mis niños lo visitaron en el despacho cuando comenzaron a caminar —digo y ella ríe, lo sé, mis hijos son muy pequeños aún; sin embargo, con su ternura y amor lograron romper la barrera que Darius impone a los demás.

—Es un avance, la verdad es que no entiendo por qué aún no se acerca a ti, llevas su sangre.

—No lo sé y para ser honesta, a estas alturas no me interesan sus razones —digo cuando llegamos a la casa, exactamente a su templo como ella lo llama, es diseñadora y tiene varias tiendas de Moda en Europa, le va más que bien y yo amo su trabajo.

Amo este espacio lleno de luz y ventanas que dan vista a los árboles, mis hijos van directamente a un estante que contiene varios juguetes, fue adecuada por Ash para ellos cuando dejaron los brazos y comenzaron a ser muy inquietos; observo las telas y los diseños que ha ido adelantando, ella se encarga de mi ropa, si no la diseña, me ayuda a seleccionar las compras y los diseñadores, tenemos eso en común amamos la moda, solo que ella dedica su vida a ello y yo disfruto usándola.

—¡Madre del amor hermoso!, me volveré loca con tanto trabajo —Valentino, el socio de Ashley desde hace un año, entra al estudio, sosteniendo un paquete con comida y un rollo de tela roja.

—Valentino, cariño, apenas está comenzando la temporada y tú ya estás en modo dramático —mi prima le ayuda con la tela.

—Ni lo menciones, ya estoy sintiendo que me escuece la piel de solo pensarlo—suspira—, traje helado y galletas —muestra los paquetes—, son veganos, sin gluten y todas esas cosas extrañas que se han inventado ahora, las probaremos —se acomoda el cabello que cae sobre su ceja —, ¿Dónde están mis chiquilines? —camina hacia donde suelen estar mis hijos.

—Ayyyyy que me los comoooooooo, pero qué preciosos están —se inclina y los abraza, habla con ellos, en la casa todos les entendemos cuando dicen algo, pero no sucede lo mismo con las personas que no los ven seguido.

—Vayan, cariños, vayan a jugar, tío Tino irá a traerles helado —dice y se pone de pie.

—No quiero que prueben azúcar, Tino —digo antes de que salga del estudio.

—No tiene azúcar, lo prometo —lleva la mano a su pecho y se aleja.

Mis hijos vuelven a jugar y yo comienzo a ver las últimas colecciones para comprar algunas prendas que me gusten.

—Estos me encantan para ti, este para una noche importante y este para la oficina —señala un vestido dorado y conjunto de oficina negro precioso, asiento mirando los detalles y las finas telas.

Observo el vestido de noche en el espejo, me gusta como luce en mí, resalta el color de mis ojos.

—Te verás preciosa —Valentino entra con la chica que trabaja en la casa de Ashley, ella trae una bandeja con copas de helado y las galletas.

Las tomamos y comenzamos a comer, el helado no está mal.

Valentino y la chica les ofrecen el helado a mis hijos, ellos prueban el de vainilla y sonríen, parece que les gusta.

—Oh por Dios cariño —Tino habla espantado lo que hace que volvamos a verlo.

Mis hijos empujan el helado con sus pequeñas lenguas y tienen un gran gesto de desagrado en sus caritas.

—No les gusta el que sabe a chocolate —afirma la chica.

Sintiéndome un poco extraña asiento, ¿será una casualidad que odien el helado de chocolate, al igual que el hombre que participo en su concepción?

—y mientras, ¿Qué haré? ¿Qué haré con este dolor? —cuestiona tocando su pecho dramáticamente.

—Para empezar, llora por dentro como una ganadora —digo, él me mira y comienza a calmarse. Ash le toma la mano y yo acaricio su hombro.

—Soy una ganadora—afirma recompuesto unos minutos después—, ningún gilipollas me detendrá —se sienta rápidamente en la cama.

Toma su teléfono y escribe un mensaje, se pone de pie dejándonos sorprendidas, acomoda el saco de su traje y su pañuelo rosa, nuestro amigo tiene un gran estilo.

—¿A dónde vas? —preguntamos mi prima y yo.

—Voy con Tony, el peor enemigo de Mateo —arregla su cabello—, ¿Cómo me veo? —pregunta.

—Vamos, pues guapísimo —dice mi prima y yo asiento confirmando sus palabras.

—Las veo mañana —nos manda un beso en el aire.

—¡Eres tremendo zorron! —grito cuando acaba de irse y le escucho reír al tiempo que nosotras también lo hacemos, Tino es una caja de sorpresas, además de que es un chico muy guapo.

—Aún no logro acostumbrarme a sus cambios de humor —digo y Ash ríe de vuelta.

—Es un gran amigo y es un alivio que vivas a un paso de mi casa —afirma—, no sé qué haré cuando te mudes, no quiero a cariñitos lejos de mí, ¿estás segura de tu boda con Cedric? —cuestiona y miro el enorme diamante que me entregó el día que me propuso matrimonio, sucedió hace dos meses en Ámsterdam su ciudad Natal, donde trabaja en la compañía de su familia.

—Sé que es un buen tipo, los niños lo adoran, pero querrá que se muden a Ámsterdam —dice con tristeza.

—No me iré a Ámsterdam, Ash, mi vida, mi familia, mi trabajo, todo está aquí, encontraremos un punto medio, aún tenemos unos cuantos meses antes de la boda —digo y ella asiente acomodando su cabeza en mi hombro.

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