ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 9

Días después…

Despierto temprano para iniciar mi día, abro los ojos y veo a mis pequeños dormidos, los observo durante un momento, pensando en cómo se puede amar tanto a estos pequeñines, me quedo así hasta que comienzan a moverse.

—Buenos días —digo cuando sé que ya han despertado y ellos levantan sus ojitos para verme iluminando mi día con sus sonrisas.

—Diash —dicen ambos, los abrazo y consiento durante unos minutos antes de prepararlos para sus clases en casa con Loli.

Loli llega minutos después, les damos un baño y cuando ella los está vistiendo entro a la ducha, me pongo un traje azul cielo rápidamente para alcanzar a desayunar con los niños, salgo para ver que sé ven muy lindos ya con la ropa del día, me dispongo a peinarlos una vez listos bajamos y desayuno con ellos, es uno de los momentos favoritos de mi día, ellos terminan de comer y llega la hora de irme; camino a la salida de la casa con ellos en cada lado de mi cintura, agradezco al cielo que aún puedo cargarlos, me despido de Alana primero y Loli la recibe, mientras que Noah se niega a soltarme, hoy ha sido él quien ha decidido secuestrar a mamá mientras que otros días es Alana quien lo hace, dejo otros besos en su mejilla prometiéndole que mami volverá pronto y solo así va con Loli, vuelvo a besar sus rostros muchas veces antes de caminar a mi auto, desde donde veo que mueven sus manitos para despedirse, hago lo mismo y les envió muchos besos, suelto un suspiro mirándolos por el espejo retrovisor.

Me encuentro en mi oficina, revisando el proyecto que llego ayer, marcado como confidencial en el asunto, es de parte de mi padre, leo las condiciones nuevamente y hago anotaciones de las exigencias y cotejo con lo que ya he analizado para llevarlo a cabo, entiendo que pagaran varios millones y la compañía recibirá grandes ganancias del mismo.

Decido ir a hablar con mi padre, debemos iniciar de inmediato para tener una presentación antes de reunirnos con ellos, también quiero preguntar quién es este cliente, ya que el documento no tiene más detalles.

—Papá —digo entrando a su oficina, anoche regresó de su viaje.

—Mi niña —sonríe y me hace sentir bien que me lo diga aun cuando me convertí en madre hace más de un año, beso su mejilla y me siento en una silla frente a su escritorio,

—Ahora podemos hablar de tu viaje —no solemos hablar de trabajo en casa.

—Sí, justo me preparaba para ir a tu oficina.

Asiento.

—El viaje, fue muy productivo, el proyecto que te envié ayer y que tiene carácter confidencial es el gobierno de Estados Unidos, quieren que trabajemos en un nuevo proyecto de telecomunicaciones para las oficinas gubernamentales.

Asiento y termino de entender algunas condiciones.

—Tenemos todo lo necesario, ya he comenzado a hacer algunos planteamientos papá, sin embargo, nuestra infraestructura en Los Ángeles, San francisco, Miami, Nueva York y Chicago es limitada, tendríamos que ampliar una de esas sedes, nuestras instalaciones principales están aquí en España, y aunque cuentan con todo lo necesario para cumplir con los requerimientos de nuestro cliente, no podremos manejarlas desde aquí.

—Lo sé, por ello quiero que te encargues de seleccionar una de las sedes y dar inicio a las obras de ampliación, tú y tu equipo deben comenzar de inmediato, tendrás que viajar en los próximos días, contratar una compañía que se encargue de la construcción, debemos trabajar contra reloj, conozco una compañía: Black Enterrases, ellos se encargaron de construir nuestras sedes allá y este edificio, son los mejores, en el tiempo que los contacte hable con Michael Black, ahora tengo entendido que está siendo manejada por Alexander Black y Ethan Walker Black.

—Bien, papa, me encargaré de hablar con ellos —digo.

—Tendrás que volver a Los Ángeles, hija —mi padre me observa. Cuando todo pasó y nos establecimos aquí en Madrid, decidí que no hablaría del padre de mis hijos, guarde todo lo sucedido en una caja que cerré con mil llaves y arroje todo al fondo del mar, no le dije a mi padre ni a Ash quién es él, sentí que ya no era necesario, Nick murió para mí.

—Lo se, papá, sabes que no permito que mi trabajo se mezcle con mi vida personal —Aseguro.

—Eso lo tengo claro, pero quiero que sepas que la junta quiere que el proyecto quede en tus manos y si es el caso tendrás que quedarte a vivir un año en Estados Unidos.

Asiento y aunque me incomoda saber que existe una pequeña posibilidad de un encuentro con él, haré mi trabajo.

—Este proyecto es muy importante y quiero tomarlo —digo segura.

—Bien hija, sabía que obtendría esa respuesta de tu parte, el lunes de la próxima semana será la primera reunión en Los Ángeles.

—Perfecto, pondré todo en orden, debo encontrar una casa en Los Angeles, no quiero llegar a un hotel y no quiero a mis hijos en un apartamento, están acostumbrados a tener espacio.

—Me costará no ver a los niños todos los días, así que me tendrás allá seguido, tienes carta abierta, hija, toma las decisiones y has lo pertinente, tienes todo en tus manos.

—Gracias papá —me acerco a abrazarlo y él besa mi cabeza.

Salgo de su oficina, organizando en mi mente mis siguientes pasos.

Voy caminando por los pasillos del edificio cuando veo a Erika, la chica que contrataron para que sea la nueva asistente de Ignacio, ella sale de una de las oficinas, se ve aterrada y su piel se ha puesto blanca como una hoja de papel, me detengo y observo que la oficina es de uno de los directivos de la compañía que además en quien lleva nuestros asuntos legales.

—¿te encuentras bien? —pregunto acercándome a ella.

—Sí, sí, señora, estoy bien —responde, no sé por qué no me gusta que me digan señora, pero lo dejo pasar —, iré por un vaso con agua —señala en dirección a la cafetería del piso y camina rápidamente hacia allá.

Con la certeza de que algo no anda bien, voy a mi oficina pensando en Erika.

Molesta tomo las carpetas y voy a la oficina del infeliz.

Abro la puerta y siento las náuseas subir a mi garganta al ver la posición en la que se encuentra, sus piernas abiertas y está recostado en el respaldar de la silla.

—Señora Russell, no esperaba verla —se acomoda y lleva sus manos al escritorio, para ver si alguien viene detrás de mí. ¡Cerdo!

—Traigo los documentos que has pedido, creo que no hay diferencia en que los traiga Ignacio o Erika, ¿hay alguna razón, en especial, por la cual lo solicitaste?

Arrojo las carpetas en su oficina.

—No, no, claro que no, solo quería ser cordial con ella —dice con una fingida sonrisa que me enfurece más.

—¿Ser cordial? —rio sin ganas— o ¿aprovecharte de tu posición para acosarla? —lo señalo y me inclino en el escritorio.

El tipo no demuestra que lo que le he dicho le ha afectado.

—Por favor, Señora Russell, ¿considera usted que un hombre como yo, haría algo como eso?

—Lo creo —asiento.

—Bien, imagino que tiene pruebas —se inclina en su silla—, no pueden lanzar acusaciones de buenas a primeras, debo recordarle que soy abogado —dice orgulloso.

—Alaia —Ignacio llega detrás de mí—, debes revisar los estudios que hiciste al nuevo proyecto antes de la reunión, tenemos menos de media hora.

Asiento y miro a González, quien tiene una sonrisa de triunfo, la cual borraré muy pronto.

—Vamos —digo y salimos de la oficina.

—No permitas que ninguna de las mujeres que trabajan en el edificio entren a la oficina de González —ordeno a Ignacio y él asiente extrañado

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