Amor inesperado romance Capítulo 7

Cuando Hilda se presentó en el hotel de Clarisa, ésta respondió a la puerta con prontitud.

«Bien, ya está aquí», pensó Clarisa. «La haré pagar por lo que ha hecho».

Antes de que Clarisa pudiera hablar, las lágrimas rodaron por las mejillas de Hilda mientras gritaba que tenía las manos atadas.

—Clari, voy a ser sincera contigo. El Señor Jiménez es el dueño de la empresa con la que Zacarías quiere colaborar. No tuvo más remedio que presentarte al Señor Jiménez. Quería presentar a Ivone, pero el Señor Jiménez vio tu foto e insistió en conocerte.

—¡Ja! -se burló Clarisa—. ¿Así que me has vendido?

-No, no. Queríamos apaciguar al Señor Jiménez por ahora hasta que Zacarías pueda eximirse. Está muy arrepentido de esto. No sabíamos que el Señor Jiménez estaba en la fiesta ese día. Queríamos presentarte a los otros jóvenes que estaban allí. Nadie te obliga a hacer nada. Si te gusta alguno de ellos, puedes conocerlos poco a poco. Ninguno de nosotros sabía que eso pasaría. —Clarisa no se inmutó ante la larga explicación de su madre.

-¿Has terminado?

—Clan, yo también estoy en un aprieto.

-No lo entiendo, y me niego a entenderlo. Me abandonaste hace doce años para casarte con una familia rica. Deberías cargar con las consecuencias tú misma. Deja de quejarte conmigo. Me ocuparé de ti cuando seas mayor, pero aparte de eso, no tengo ninguna obligación de aliviar tu carga. -Clarisa se mostró firme-. Por favor, vete ya.

Hilda frunció el ceño. Sin embargo, se fue porque Clarisa insistió en acompañarla a la salida. Salió del hotel y subió a su auto, donde Zacarías la esperaba.

—Esa mocosa se negó a escucharme. Tendría que haberla estrangulado hasta matarla en aquel entonces.

Zacarías se rio con impotencia.

-No digas eso. ¿Qué vas a hacer ahora?

-Vamos a esperar y ver. Estábamos demasiado ansiosos entonces. Zacarías, ella ya tenía la guardia alta después de que fracasara nuestro primer intento de dejar que Patricio se acostara con ella.

—Jiménez no podía esperar. Tenía que seguir sus deseos.

Tras reflexionar unos instantes, Hilda sugirió:

-Zacarías, Jiménez no es el único que puede salvar nuestra empresa en Ciudad D. Esa mocosa es muy bonita. Creo que ella vale más. Jiménez nos ofreció muy poco. ¿Qué opinas?

Zacarías asintió con la cabeza.

—Tienes razón. Por ahora encontraré la manera de apaciguarlo.

Mientras tanto, en la oficina de Matías en la Compañía Tamayo, Daniel informaba a Matías de los antecedentes de Clarisa. Nada parecía sospechoso en ella.

-Clarisa Quiroz conoció a la Señorita Tamayo en la universidad. No hay nada extraño en su encuentro. Fue la Señorita Tamayo quien habló primero con Clarisa. Se encontró con ella en el hotel porque los González la vendieron a Patricio Jiménez para que les ayudara a reponer los fondos que faltaban en su empresa.

«¿Era todo una simple coincidencia?».

Sumido en sus pensamientos, los ojos de Matías se oscurecieron. Nunca creyó en las coincidencias, sobre todo cuando sucedían demasiadas veces. «Cuando todo parece estar bien, eso es un gran problema».

Clarisa siguió al agente inmobiliario por Ciudad D para ver diferentes viviendas en alquiler, tanto caras como baratas en distintas ubicaciones. Al final se dio cuenta de que era difícil alquilar un lugar decente en la ciudad. En realidad, la solución era sencilla. No sería un problema si tuviera dinero.

Capítulo 7 1

Capítulo 7 2

Capítulo 7 3

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