«¡Ese es el auto del señor Weller! Me pregunto si vendrá con alguna acompañante».
Gabriel bajó despacio del vehículo. Tenía una actitud muy arrogante e indiferente, la cual siempre había mantenido a la gente alejada. Guillermo, por el contrario, siempre era elegante y amable. Gabriel cerró la puerta y se dirigió del lado del asiento del acompañante. Todos estaban muy emocionados como si manejaran información secreta. Sin importar si eran hombres o mujeres, todos deseaban ver quién era la mujer dentro del auto, su único anhelo era descubrir a la acompañante de aquel hombre.
Después de algo de tiempo, la puerta del auto se abrió lentamente; sin embargo, Gabriel no ayudó a la mujer a bajar.
—Baja —le indicó en voz baja.
Mientras intentaba disimular su decepción, Linda asintió con una sonrisa. En cuanto todos los presentes la vieron, se quedaron perplejos.
«Esa mujer...».
«¡Maldición!».
«¿No es la prima de Elisa?».
«Estuvo en estado vegetativo persistente después de salvarle la vida a Gabriel hace unos años. ¿Cómo pudo recuperarse tan rápido e incluso venir al banquete?».
Linda llevaba un vestido rojo, pero aún se veía enferma debido a que estaba pálida; además, parecía que no se sentía muy cómoda. En cuanto Gabriel cerró la puerta, ella le sonrió y se disculpó:
—Gabriel, ¿provocaré un impacto negativo en tu compañía por pedirte que me traigas a este banquete?
—No —respondió el hombre con calma mientras la miraba.
Linda lo observó y se sintió afligida, dado que esperaba que él la tomara de la mano, pero no fue así. La joven frunció los labios, dejó de mirar a su alrededor y se limitó a seguir a Gabriel. Sin importar lo que sucediera, ella se sentía satisfecha de poder acompañarlo al banquete. De pronto, en la puerta se reunió una multitud de curiosos que pretendían entrar a la casa al mismo tiempo que los dos protagonistas. Les parecía divertido poder ver lo que sucedería a continuación, ya que no querían que nadie más les contara aquella historia.
—¡Hora del espectáculo!
—¿Hacen esto a propósito?
—¡Creo que no! Escuché que el señor Weller iba bastante seguido al hospital a visitar a Linda luego de que esta se despertó. Aunque es prima de Elisa, ambas son jóvenes y están en el mejor momento de su vida. No me sorprendería que se enamoraran.
—Cállate y date prisa. ¡Sigámoslos!
En ese momento, Linda ya había alcanzado a Gabriel y caminaba a su lado.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor obstinado