Amor profundo escondido de él romance Capítulo 10

En ese momento, incluso los internos pudieron advertir que algo andaba mal. De inmediato comenzaron a susurrar entre ellos.

—No tengo problema, iré —dijo Everleigh luego de volverse para mirar con serenidad a Theodore a los ojos.

La invitación a la boda y la posterior insistencia no fueron otra cosa que una forma de desahogar su enojo. Ella, por su parte, redobló la apuesta y aceptó. En ese momento, sus ojos se encontraron y, al instante, la mirada de Theodore se volvió más fría que nunca.

Si bien Everleigh aceptó ir a la boda, él no estaba nada contento. Al contrario, la mirada tranquila de aquella mujer le provocó cierta agitación.

—¿¡Quién es Everleigh Trevino!? —resonó de repente en el pasillo una voz aguda.

De pronto, el silencio se apoderó del lugar.

—¿¡Quién es Everleigh Trevino!? —se volvió a oír la voz.

Luego, todos buscaron a la persona que hablaba y vieron a una mujer regordeta y de mediana edad, con un bolso Hermes de edición limitada, que salía furiosa del ascensor. La mujer, al distinguir a Everleigh entre la multitud, se volvió loca. Corrió hacia ella y le apuntó con el dedo índice a la cara.

—¡Tú debes ser Everleigh Trevino, maldita p*ta! —insultó.

Inmediatamente, Everleigh frunció el ceño.

—¿Quién eres tú? —preguntó.

Súbitamente, la mujer le dio una bofetada a Everleigh. Ella no pudo más que tragarse lo que iba a decir. Por su parte, los internos jadearon y al instante el pasillo quedó en silencio.

El golpe fue tan fuerte que le giró la cara a Everleigh. El dolor ardiente en su mejilla la devolvió a la realidad, luego la miró con incredulidad. La mujer de mediana edad estaba lívida.

—¿Tiene alguna evidencia, Sra. Quelch? —inquirió Everleigh con el ceño fruncido—. Yo no he hecho nada malo.

—¿Evidencia? —se mofó la Sra. Quelch y apartó la mano de Everleigh—. Eres una doctora importante en este hospital. ¿Crees que vendría sin evidencia alguna? Veo que hay mucha gente aquí, ¡serán mis testigos! Les mostraré a todos lo desvergonzada que eres.

Un instante después, la mujer sacó su celular de su bolso y reprodujo un video.

—Miren, ¿no es la Dra. Trevino la del video? —gritó.

En el video, el Sr. Quelch agarra la mano de Everleigh y coqueteaba con ella. Por su parte, ella no se resistía a las caricias del hombre. Al ver las imágenes, nadie se atrevió a hacer comentarios.

En medio del alboroto, Everleigh frunció el ceño mientras miraba el video. De inmediato recordó aquella ocasión, fue cuando el Sr. Quelch acababa de ser ingresado al hospital. Ella estaba poniéndole una inyección, por lo que no podía apartarle la mano.

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