Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 47

Es el solo hecho de entrar a su oficina y sentir su mirada sobre mi nuevamente lo que hace que mi cuerpo tiemble, «¿es posible tenerle tanto miedo a alguien? Supongo que si... sobre todo cuando sabes de lo que esa persona es capaz de hacer, ¿no?»

—Sienna, acércate... prometo que no muerdo — dice con un tono sarcástico al notar que me he quedado inmóvil en la entrada de su oficina.

«Siento muchísimas ganas de decirle que lo que menos miedo me da es que me muerda, pero no puedo...»

—Sí, disculpe es que creí que estaba ocupado y no quise molestarle.— me defiendo y se sonríe.

Niega —Hoy he apartado todo el día para poder entrenarte — se explica y esos ojos verdes recorren mi anatomía de una manera que no me agrada.

No puedo parar de pensar que, si Lucas estuviera aquí y se diera cuenta de la manera tan descarada que me mira este hombre, no dudaría ni un minuto en romperle la cara.

«¿Acaso no le importa ser tan evidente? ¿O es que cree que es irresistible y cualquier mujer que entre a trabajar a esta oficina caerá rendida ante él?»

—Eso es muy considerado de su parte, de todas maneras, creo que podré aprender todo en menos tiempo... o quizás lo necesario para que usted no tenga que perder todo su día conmigo — explico mientras me acerco a él intentando ser una mujer segura.

—Será una ganancia, no una pérdida... si quieres acerca una de las sillas aquí — me propone señalando el espacio que ha dejado a su lado.

Debo recordarme a cada segundo que es lo que vine a hacer para no contestarle de la manera que deseo hacerlo.

—Gracias — respondo y agarro una de las sillas con ruedas del respaldar y la arrastro hasta llegar del otro lado del escritorio y ubicarla a su lado.

Intento disimular y no prestarle atención, pero su mirada clavada en mi es tan incómoda que por momentos fallo. Él no se esfuerza en disimular y yo me pregunto qué haré si él se atreve a ir más allá antes de que yo tenga la información que necesito, «¿hasta dónde llegará todo esto? ¿soy realmente capaz de soportarlo?»

Acomodo la silla, me siento, cruzo mis piernas de una manera algo provocativa pero no tanto para que este hombre crea que me tiene en sus manos en el primer día, y llevo mi mirada hacia la pantalla de su computadora con la única intención de intentar comenzar a encontrar algo de lo que he venido a buscar.

—¿Lista?— me pregunta y tan sólo asiento.

Él comienza a explicarme un poco la historia de la empresa y sus supuestos servicios para luego hablarme de sus clientes, de las expectativas que tiene conmigo, y de los programas que se utilizan para cada una de las tareas a realizar. Por ahora, no escucho nada extraño en todo lo que me ha dicho... bueno, en realidad si... todo es absolutamente falso. Yo sé perfectamente que su empresa no se dedica tan sólo a ser una naviera; sé muy bien que es una pantalla, pero debo ser paciente para poder encontrar donde está la información y cómo es exactamente que comete sus actos ilícitos.

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