Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 48

Auto de lujo, restaurante elegante, y atención del más alto nivel, esa es la consecuencia de venir a almorzar con Raúl Sandoval. Pretende ser un caballero y me pide que sea yo quien camine delante de él pero, no puedo fiarme, de seguro está mirándome como camino y no quiero ni pensar lo que debe pasar por su mente, los hombres como él son así, si es que se le puede llamar hombre a este sujeto.

Observo a mi alrededor y todo el mundo aquí parece ser de la alta sociedad de Miami; elegantes, bien vestidos, y la mayoría en reuniones de negocios. Mi mirada se encuentra con esos ojos azules que tan bien conozco y al igual que él estoy sorprendida.

«¡¿Lucas?! ¡¿Pero qué hace aquí?!» Disimuladamente vuelvo a mirar hacia su mesa, y frente a él hay una señora de unos más o menos 60 años que parece ser alguien importante, «¿Quién es? ¿Qué hace con él?»

Al parecer, él también está sorprendido y no es para menos. Raúl aparta mi silla y con esa sonrisa de intento de seductor espera a que me siente. Sé que me espera una explicación cuando hable con mi novio. No quiero ni quiera imaginar que es lo que está pensando y mucho menos la rabia que debe estar sintiendo al ver a este tipo.

En un gran esfuerzo por mantenerme firme a mi plan llevo mi mirada hacia Raúl y me quedo inmóvil al notar que él está observando sin cesar hacia la mesa de Lucas —¿todo en orden señor Sandoval?— digo interrumpiendo el detenimiento con el que miraba a Lucas y le hago mirarme a mí.

—Si Sienna, sólo que me he en aquella mesa hay un tipejo de esos que es mejor evitar.— dice y vuelve a mirar hacia donde está Lucas.

Aprovecho la oportunidad para mirar yo también y luego fijo mis ojos en los de él —¿quién es?— pregunto haciéndome la desentendida y con la única intención de querer sacarle información.

—Lucas Sandonini, un italiano que dice ser el hijo de un empresario naviero de aquel país pero, que no es más que un estafador y calumniador sin límites. — explica y si no conociera tanto a Lucas y no hubiese llegado a conocer a su familia; probablemente le hubiera creído pero, no es el caso. Ni hablar de que también conozco a la perfección todas las artimañas de este sujeto.

—Vaya tipejo...— añado —qué mal que un sujeto como él no esté en la cárcel, ¿no? — digo probando su reacción y por algún motivo una media sonrisa se dibuja en su rostro.

—Ya lo dicen, la justicia es ciega — comenta y de verdad que estoy haciendo un gran esfuerzo de mi parte para no ponerme en evidencia ante su descaro.

—Muchas veces lo es. — me limito a responder y en este momento es cuando agradezco que el camarero haya venido a tomar nuestra orden.

—Debo pasar al tocador — me excuso una vez que el camarero se ha retirado y sin más me levanto de mi silla para escaparme, aunque sea un instante de su presencia.

Atravieso el restaurante hasta llegar al pasillo donde están los baños y me detengo por un instante allí. Me da rabia el descaro de este sujeto, pero, a la vez no paro de pensar que si él y Lucas se odian tanto debe haber algo más. Por parte de Lucas lo comprendo porque Raúl ha sido el responsable de la muerte de su hermana, pero, ¿cómo es que Raúl sabe quién es? ¿Por qué lo odia de esta manera?

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