Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 67

—Amor, mírame. — le pido sosteniendo su rostro entre mis manos antes de que pueda poner arrancar el auto para irnos de aquí.

« Ver sus preciosos ojos azules llenos de lágrimas me parte el corazón...»

—La mataron, ¿entiendes? La mataron porque supieron quién era...— dice con un hilo de voz y termina de quebrarse. –No quiero que te suceda lo mismo — me dice con desespero y sin darme tiempo a reaccionar, él me abraza tan fuerte que apenas puedo respirar. –No vayas a esa oficina, no vayas con ese asesino por favor…no podría resistirlo si algo te sucede. Ya tuve suficiente cuando te vi en el hospital aquella vez cuando intentaste quitarte la vida por mi culpa, sentí que me moría aquel día...— se explica entre lágrimas.

Sus palabras tocan cada fibra de mi ser. El ver a alguien tan fuerte y decidido como él así de débil me hace entender que todo aquello es simplemente una fachada; en el fondo él es solamente un niño grande lleno de miedos.

—Sabes que no puedo, si renuncio así de la nada; correré más riesgos. — intento explicarle sin soltarlo.

—Me muero si te pasa algo...— insiste.

—Te prometo que me cuidaré, ¿sí? Saldré lo más pronto que pueda de esa oficina y dejaré que los profesionales se encarguen de que ese hijo de puta pague por todo lo que ha hecho, ¿de acuerdo? — le propongo.

—Por favor te lo pido.— Rebate y me suelta de a poco.

Le veo secarse las lágrimas y no puedo dejar de pensar en que esté Lucas no se parece en nada al que conocí meses atrás, y así, estoy completamente enamorada del nuevo él... Es como si finalmente estuviera encontrando la paz que tanto buscaba y la justicia que su hermana se merece y se perfectamente que cuando todo esto termine; él estará mucho mejor. El dolor seguirá allí, por supuesto... pero al menos ya el culpable estará pagando por lo que ha hecho.

—¿Me llevas?— le pido y él asiente.

—Claro, te dejaré a una calle de la oficina para que nadie nos vea juntos. — acepta y sin más arranca el auto para irnos.

[...]

—Cuídate y ya sabes que no podemos decirle nada de lo de Lucía a Alejandro, el agente Miller ha sido muy claro con ello. — me reitera antes de que baje del auto.

—Lo sé guapo, tu tranquilo…, cuídate tu también y no le digas todo esto a mi padre aún, no queremos que arruine todo. — explico.

—Claro bella.— Me dice con una media sonrisa un poco forzada en su rostro y luego acerca sus labios a los míos para besarme delicadamente –te amo— me susurra haciéndome sonreír.

—Y yo a ti — rebato y le vuelvo a besar castamente para luego bajar del auto.

Cierro la puerta detrás de mí y comienzo a caminar hacia el edificio sintiendo que el sol pega en mi cabeza con toda su fuerza. Hace mucho calor y no entiendo porque me estoy sintiendo tan débil... creo que todo lo sucedido hoy me ha hecho sentir mal.

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