Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 73

Estoy temblando como una hoja y el bajar del auto de Alejandro parece una misión imposible, pero él caballerosamente me ayuda a bajar y sostiene mi brazo —¿estás de acuerdo con el plan?— me pregunta una vez más mientras caminamos hacia la entrada.

—Sí — repito.

—Mira que, una vez que lleguemos con él, no hay marcha atrás. — advierte.

—Lo sé, y por favor ya no me pongas más nerviosa de lo que estoy. — le suplico.

—Lo siento, es que esta es la única manera de que los dos salgamos bien librados de esta situación y de que mi padre no sospeche. Es por poco tiempo, sólo hasta que consiga las últimas pruebas que necesito — expone.

—Tranquilo, Lucas entenderá si eso es lo que te preocupa — le aliento y espero que realmente esté en lo correcto.

[...]

Apenas las puertas del elevador se abren en el piso donde esta nuestras oficinas; no hace falta más que hacer dos pasos y encontrarnos con Raúl Sandoval cruzado de brazos y mirándome con desaprobación. No entiendo cómo él puede hacerse el ofendido cuando en realidad la que debería estar así soy yo por lo que ha hecho conmigo –vengan a mi oficina ya mismo — Nos exige y se da la media vuelta para ir a la misma.

Alejandro me mira serio —¿preparada? Era evidente que Amir le comentaría lo sucedido. — me advierte y me ofrece su mano.

—Preparada. — afirmo y a pesar de mis nervios, sujeto su mano con firmeza y bajo el comienzo de este teatro, caminamos hasta llegar a la oficina de su padre.

No hace falta más que entrar, cerrar la puerta detrás de nosotros, y cruzar la mirada con él para darnos cuenta de que no está de acuerdo con la idea de que su hijo y yo estemos supuestamente juntos. —¿cómo es eso de que ustedes dos son novios?— nos pregunta con enfado.

Guardo silencio y dejo que Alejandro haga lo que habíamos acordado. –La pregunta aquí es ¿cómo te atreves a vender a una de tus empleadas con uno de nuestros clientes? — le pregunta soltándome la mano y acercándose a él.

Puedo notar lo tenso que están los dos y yo sólo puedo observar la escena sin intentar entrometerme entre ellos dos –ya sabes cómo son algunos clientes, no conocen lo que es un no como respuesta... Intenté explicarle que Sienna era tan sólo mi secretaria, pero él no ha comprendido. Tuve que decirle que si era posible acordar una cita entre los dos para que él no se ofendiera — se excusa y no puedo entender cómo puede continuar fingiendo de esta manera.

Alejandro ya está de pie frente a su padre sin una distancia prudencial entre los dos. Tengo miedo de que todo se arruine, pero no puedo más que confiar su plan. –lo que ese idiota buscaba, no era una simple cita... ha dado a entender que no es la primera vez que tú haces algo así, padre... ¿qué significa todo esto eh?— le pregunta con ira.

—¿Qué estás insinuando hijo?— Cuestiona en una perfecta actuación de desentendido.

—No insinuó nada; te lo pregunto directamente... ¿has vendido a Sienna? ¿Le has ofreció a Amir que ella se acostaría con él a cambio de cerrar el negocio? ¿o qué? – rebate y puedo sentir como mi corazón late a mil por hora a causa de los nervios.

« Nos estamos jugando todas las fichas y puede que perdamos».

—¿Me acusas de prostituir a mis empleadas?— le pregunta Raúl y él verle en esa pose de víctima me llena de rabia.

—Estoy preguntando realmente quien es mi padre — se limita a responderle.

« Sigo pensando que ese no es el mejor plan».

—Me ofende tu pregunta hijo... soy tu padre, el hombre que te dio la vida y que haría todo por verte feliz — responde.

«No puede ser tan hipócrita».

—Tú no eres el mismo. Aquel hombre que jugaba conmigo de niño nunca hubiese hecho una cosa así — explica y a pesar de que se lo mucho que busca hacer justicia; también puedo notar como toda esta situación le duele, y no es para menos.

—¿Todo esto por una mujer que apenas conoces?— cuestiona y me mira. –Y tú... es que no creí que fueses una trepadora — me reclama.

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