Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 80

—¿Por qué no salen?— vuelvo a preguntar mientras entro nuevamente a la oficina de Lucas después de haberme asomado al pasillo como por quinta vez.

—¿Puedes calmarte por favor?— me pide el colocando sus manos sobre mis hombros y haciendo que le mire fijamente —le hará daño al bebé.— continúa diciendo.

« Le miro con dudas, pero sé que tiene razón, nuestro hijo puede sentir todos mis nervios, y eso no es bueno...»

—Lo siento — digo finalmente y le rodeo con mis brazos —estoy muy nerviosa, tengo miedo de que algo malo pueda suceder, ya no puedo más con todo esto — confieso y el sentirle rodeando mi cintura con tanta firmeza, me hace sentir en casa.

"Gracias por todo." escuchamos decir a mi padre a lo lejos y sin más me separo de Lucas para salir a toda prisa de la oficina e ir con él.

Alejandro y yo nos cruzamos en el pasillo y no entiendo nada, ¿ha estado llorando? —Alejandro, ¿Qué sucede? — pregunto absolutamente preocupada.

Sus ojos verdes me miran al borde del llanto y tan sólo acaricia mi brazo lentamente —Tu padre te contara todo, yo no puedo ahora, lo siento. — me dice bajito y se despide de mí dándome un beso en la mejilla.

Intento hablarle, pero simplemente sigue caminando hasta que sube al elevador y desaparece de mi vista «¿Qué ha sucedido ahora? » me pregunto una y otra vez.

Sin soportar más esta incertidumbre, voy hacia la oficina de mi padre y entro sin golpear la puerta. Apenas entro, me encuentro a mi papá totalmente devastado sentado en el sofá que tiene en su oficina; nunca le había visto llorar así... bueno, en realidad sí, cuando mi madre murió.

—Papá, ¿Qué sucede? — Pregunto totalmente alarmada y me agacho frente a él para intentar que me mire a los ojos.

El clava su mirada en la mía y sin que me lo espere, comienza a acariciar mi cabello al igual que lo hacía cuando era una niña. —Hay tantas cosas que debo contarte mi niña...— me dice mientras que otra lágrima rueda por su mejilla.

—Habla por favor...— le pido.

—Siéntate aquí. — sugiere y se mueve a un lado para hacerme un espacio.

Sin dudarlo, me siento a su lado y me quedo mirándole atentamente —dime ya por favor — insisto.

Le observo y es como si él estuviese intentando encontrar las palabras correctas —Hace muchos años, incluso antes de que tu nacieras...— dice y me mira —Había cuatro amigos que fueron juntos a la universidad — explica y seca sus lágrimas —Éramos inseparables, nuestros padres eran amigos también y además hacían muchos negocios juntos.— continua.

—¿De quienes hablas?— pregunto confundida.

—Raúl Sandoval, Elena Ferrara, Sara Damiani, y yo — confiesa mirándome a los ojos.

—¿Qué? ¿Los padres de Alejandro y tú y mamá eran amigos? — cuestiono impactada por la noticia.

—Muy amigos, íbamos de vacaciones juntos, haciamos fiestas increíbles... en fin... nada podía ir mal, pero un día todo cambió. Elena y yo nos enamoramos como dos locos y vivimos un romance de esos que no se pueden olvidar nunca. — me confiesa.

—¿Tú y la mamá de Alejandro?— pregunto con un hilo de voz.

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