CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 43

Tarah Kontos.

El abogado Maxwell, al parecer estaba sorprendido por mi llamada a esa hora, porque aún no respondía a mi requerimiento, aunque para mi alivio, segundos después se escuchó un suspiro de resignación.

“Señora Kontos, él se encuentra en un viaje de negocios en el estado de Florida”.

—Sé que anda de viajes, pero necesito la dirección del hotel donde se está hospedando, por favor, debo conversar con él, aunque le agradecería que no le dijera nada porque quiero darle una sorpresa —declaré con firmeza.

Por un momento se hizo un silencio al otro lado de la línea, pero finalmente accedió.

“Le envío la dirección a su teléfono”.

—Muchas gracias, espero ansiosa su mensaje.

Me despedí, y enseguida recibí el mensaje, una vez que llegó, salí a buscar a Thalía y a Zachary, para ver si habían llegado, cuando bajé a la sala, los vi hablando, mientras ella se reía a carcajadas, desde que la había conocido, era la primera vez que la veía sonreír sinceramente.

—Chicos —los llamé y ellos dirigieron la vista hacia mí—, necesito un favor de ustedes, es que quería dejarlos al cuidado de Paul, porque debo salir mañana a primera hora a buscar a Alexis.

Enseguida la preocupación se dibujó en el rostro de Thalía.

—¿Le pasó algo a mi padre? —yo negué con la cabeza.

—No, está bien, solo que se fue de viaje y necesito ir a buscarlo, porque debo hablar algunos asuntos con él —respondí mientras mi hermano me observaba con recelo.

—¿Qué pasó? —preguntó con seriedad.

—No es nada —luego me dirigí a Thalía— ¿Puedes ir a ver a Paul mientras converso con mi hermano? —pregunté y ella me miró con preocupación.

—¿Tiene que ver esa conversación con mi padre? —inquirió y yo negué con la cabeza.

—No, nena, tiene que ver con que le voy a advertir algo a mi hermano —respondí y ella se sonrojó, al parecer entendiendo de lo que yo deseaba hablar.

Al final asintió y salió de la sala dejándonos solos.

—Te dije que ella no Zachary, no voy a permitir que le hagas daño a Thalía, es una chica inocente, y la voy a proteger —expresé con firmeza—, si esto lo haces por una venganza pierdes tu tiempo, porque ella no se lo merece, ha sufrido demasiado, y hasta se ha intentado suicidar de lo miserable que ha sido su vida y no necesita que alguien se burle de ella.

Vi una expresión de tristeza en su rostro.

—Yo lo sé, ella misma me lo contó. Tarah, no tienes por qué preocuparte, te juro que no sería capaz de hacerle daño, te lo dije y te lo repito, me enamoré de ella a primera vista, desde anoche que la vi, tan frágil, tan desesperada, tengo una necesidad inmensa de protegerla, de verla sonreír —expresó y yo me quedé viéndolo fijamente.

—Espero que sea cierto hermano, porque no te perdonaría jamás si le haces daño, porque la romperías definitivamente —pronuncié.

—No te voy a defraudar, aunque si la voy a ir conquistando lentamente, ya verás —manifestó y yo asentí decidiendo confiar en él.

—Estaré pendiente de ustedes, los llamaré, porque debo ir a buscar a Alexis a Florida… quizás pueda existir una oportunidad entre nosotros —respondí y él asintió.

—Te deseo suerte hermanita.

Subí a la habitación, hice la reserva para el día siguiente, preparé mi maleta y dejé todo listo para partir al día siguiente. Esa noche dormí con mi hijo, mientras esperaba ansiosa que amaneciera.

Cuando llegó la hora, le pedí al chofer que me llevara al aeropuerto, no sin antes despedirme de Thalía.

—Espero que estés bien, cualquier emergencia llámame, no le pongas las cosas fáciles a Zachary, no te dejes convencer por su carita bonita —expresé y ella sonrió.

—Sí que la tiene, aunque no creo que se enamore de mí, es solo una buena persona que me escuchó —dijo sonriente. Yo asentí, nos abrazamos y nos despedimos.

—Disculpe, pero no estoy interesado.

La mujer, sin embargo, no parecía tomar el rechazo en serio y se rio coquetamente, jugando con un mechón de su cabello. Su mirada seductora no dejaba de centrarse en mí.

—Oh, cariño, no me desprecies si no me has probado —dijo con una voz sugerente, acercándose más a mí.

Mis socios observaron la situación con diversión, pero yo no estaba de humor para ese tipo de interacción. Intenté ser cortés pero firme.

—Lo siento, pero no estoy interesado, por favor, déjame en paz.

La mujer, en lugar de retirarse, decidió intensificar sus avances. Se inclinó hacia mí, intentando besarme. Eso fue demasiado. La aparté con más brusquedad y firmeza, mostrando claramente que no quería que siguiera.

Sin embargo, ella persistió, decidida a conseguir su atención. Esta vez, se sentó directamente en mis piernas y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, intentando de nuevo presionar un beso en mis labios. Era una situación incómoda, y mis socios comenzaron a reír aún más.

En ese momento, cuando parecía que la situación no podía ser más embarazosa, una figura que conocí segundos después apareció en el club. Era Tarah que con una expresión de furia en su rostro. Sin dudarlo, agarró a la mujer por el cabello y la sacó de encima de mí con fuerza, arrastrándola hacia atrás.

—¡Levántate de allí! —exclamó Tarah con voz firme, sujetando a la mujer por el cabello y forzándola a ponerse de pie, mientras su mirada ardía de ira.

La mujer parecía sorprendida y aturdida por la repentina intervención de Tarah. No había esperado tal reacción.

Tarah continuó.

—¡No me provoques a trozarte la mano por tocar lo que es mío! —sentenció con un gruñido de enfado.

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