Tarah O'Kelly
La sorpresa en la habitación era palpable. Alexis Kontos y yo nos miramos fijamente, con una mezcla de incredulidad y asombro en nuestros rostros. La tensión en el aire era tan pesada que casi se podía cortar con un cuchillo.
Alexis rompió el silencio primero, levantando una ceja con una expresión irónica en el rostro.
—Vaya, vaya, vaya, esto es inesperado. A decir verdad no esperaba verte de nuevo después de aquella noche en la isla ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me engañaste para venir a verme diciendo que eras la asistente de la jefa de sobrecargos? ¿Acaso quieres repetir la experiencia de la isla? Porque si es así lamento decirte que no estoy interesado —articuló con desprecio.
Mis emociones fluctuaron entre la confusión y la rabia. No podía creer que el hombre con el que había terminado pasando la noche y que me humilló pagándome por acostarme con él, fuera el mismo dueño de la aerolínea y el padre de la novia, el mismo que me acababa de despedir de manera injusta.
—Dime algo ¿Esto fue todo un juego para ti? ¿Planificaste seducirme en la isla y luego despedirme de mi trabajo? —le espeté, con la furia burbujeando en mi interior.
Alexis suspiró y se recostó en su silla, como si estuviera disfrutando de la situación.
—Tarah, te metiste con la persona equivocada, ¿Qué querías? ¿Qué te dejara destruir la vida a mi hija separándola del hombre que ama? Por mi hija soy capaz de hacer todo por su felicidad, no me importa a quien tenga que llevarme por delante —siseó con desprecio—, y más si la persona es una mujer tan insignificante como tú… todo lo que te pasó, tú te lo buscaste,
Sus palabras causaron un intenso dolor en mi interior, pero no estaba dispuesta a dejarme humillar.
—¿De qué carajos estás hablando? —grité, frustrada y rabiosa— ¿Crees que Anthony después de lo que hizo es la felicidad para alguien? —inquirí con burla—, permíteme reírme, porque eres muy ingenuo o eres más idiota de lo que pareces, tanto que me estoy preguntando como un hombre que fue catalogado como uno de los veinte hombres más brillante del país, no vea más allá de sus narices. No salvaste la felicidad de tu hija, la condenaste a una vida de desgracia y en ese proceso estás arruinando mi vida.
—No te des de mártir, yo investigué, y sé que tú has acosado a Anthony durante mucho tiempo, cambiando tus rutas con otras compañeras solo para coincidir con él, y no has dejado de enviarles mensajes importunándolo, para convencerlo de verse.
—Yo no lo acosé, él era mi novio y me pedía cambiarlas porque estaba interesado en llevarme a su cama, a lo cual no accedí —expliqué, pero por su mirada de burla supe que no me había creído.
Alexis se carcajeó.
—Que conveniente que no accedieras acostarte con él, mientras que a mí no tardaste ni siquiera una hora para abrirte de piernas —señaló de manera ofensiva mientras yo apretaba mis puños a un lado de mi cuerpo, tratando de controlar mi enojo.
—Si no me crees eso es tu problema, lo que no te permitiré es que me despidas por esa causa, si no revocas esta decisión voy a ser de tu vida un caos, porque iré a todos los medios a denunciarte y a decir que me estás despidiendo porque te aprovechaste de mí mientras estaba ebria y te acostaste conmigo… voy a hacer un escándalo que tu familia de estirados y adinerados no va a saber dónde meterse porque juro que los haré la burla de la ciudad —solté furiosa.
Él se levantó de su silla, provocando que esta cayera violentamente contra el piso, caminó hacia mí con su mirada seria y penetrante, se notaba que estaba a punto de perder los estribos, estábamos tan cerca que su aliento golpeó en mi rostro, pero si creía que yo retrocedería ante su actitud amenazante estaba equivocado.
—Tarah, no sabes con quién te estás metiendo, te aseguro que no te conviene enfrentarte a mí, si te atreves a hacer un escándalo, haré que lo pagues bien caro —escupió con una actitud belicosa—, la noche en la isla ocurrió porque tú te me regalaste como la mujerzuela que eres y si me buscas, todos sabrán que no eres más que una mujer inescrupulosa que por venganza contra el hombre con quien quería retozar, se aprovechó para seducirme —dijo con una sonrisa.
La rabia hirvió dentro de mí, nunca había sentido tanto odio en mi vida, y sin siquiera pensar ni un segundo de manera coherente, le estampé una bofetada en la cara haciendo que su cabeza diera un giro de 90°.
Dio un golpe en su escritorio y se giró hacia su computadora. Era evidente que la conversación había llegado a su fin. Con un último vistazo lleno de desprecio, me retiré de su oficina.
Mientras caminaba por los pasillos de las lujosas oficinas de Kontos Airlines, me di cuenta de que había cruzado un límite peligroso. Había desafiado a uno de los hombres más poderoso de la ciudad, si no del país y me enfrentaba a consecuencias inciertas. Pero ya no podía dar marcha atrás.
El siguiente paso era claro en mi mente. Debía buscar apoyo, encontrar aliados que estuvieran dispuestos a respaldarme en esta lucha. No podía enfrentar a la influyente familia Kontos sola, pero estaba decidida a hacer todo lo necesario para limpiar mi nombre y revelar toda la verdad de la boda de Thalía y Anthony.
Mi teléfono móvil vibró en mi bolso, sacándome de mis pensamientos. Era un mensaje de mi amiga Sarah, a quien le había contado parte de mi situación, apenas atendí escuché su voz.
"Tarah ¿Cómo va todo? ¿Hablaste con Alexis?"
Mi pulso se aceleró mientras pensaba en la conversación con el hombre y en la bofetada que le había dado. Sabía que tenía que contarle a Sarah lo que había ocurrido. Respiré hondo y empecé a escribir una respuesta.
—Sarah, necesito tu ayuda. Necesito algún contacto con un periodista para contar lo que ocurrió y te juro que tengo información importante que compartir de la familia Kontos.
Esperé ansiosamente la respuesta de Sarah, sabiendo que esa guerra que iba a comenzar podría cambiar mi vida para siempre.
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