El rostro de Fabian palideció al mirar su cara morada de rabia. Nunca esperó que Vivían, que era una persona apática, saliera a favor de Finnick haciendo comentarios tan fuertes.
«¿Está enfadada porque he insultado a Finnick? Parece que no es solo un matrimonio arreglado, y ella de verdad considera a Finnick como su marido», se dio cuenta.
Fabian se sintió asfixiado con solo pensarlo. Al momento siguiente, la agarró de los brazos con más fuerza y bramó:
-¡Vivían William! ¿No me digas que te has enamorado de Finnick? ¿Eres idiota? No conoces a ese hombre en absoluto...
Vivían no pudo decir ni una palabra. Su rostro se retorcía de dolor, pero Fabian no le dio importancia mientras seguía escupiendo:
—Finnick no es más que un desalmado. ¿Sabes que dejó morir a su novia hace diez años para salvar su propia vida? No puedo creer que tuvieras ojos para un imbécil tan
egoísta...
Vivían, que luchaba por liberarse de su agarre, se quedó atónita al oír sus palabras. Su rostro se puso pálido y exclamó:
-¡Estás mintiendo! No intentes echar barro a Finnick...
Verla defender a Finnick despertó aún más su ira. Abrumado por la furia, Fabian olvidó por completo que el incidente de hace diez años era un tema tabú.
-Si no crees en mí, siempre puedes investigar el incidente del secuestro de hace diez años. Descubrirás cómo Finnick logró escapar de las manos de los secuestradores y cómo Evelyn Morrison, su novia, murió por su culpa.
La última pizca de color abandonó el rostro de Vivían. Se quedó sin palabras, ya que esa revelación era demasiado para ella.
«Evelyn... ¿Es ella la dueña del collar de cristal? ¡¿Está muerta?! ¿Y murió en el incidente del secuestro hace diez años?», pensó.
Fabian aflojó el agarre de su brazo. Una pizca de remordimiento apareció en su rostro en el momento en que recuperó la compostura.
Jenny era una experimentada periodista de investigación que había trabajado durante más de diez años en la prensa. Era un trabajo muy exigente para ella, así que decidió saltar al barco de la revista Glamour y se convirtió en editora de la columna de entrevistas. Las dos se llevaban bastante bien.
-¿Qué pasa? -preguntó Jenny con tono cordial. Vivían se
mordió los labios y dijo:
-Quiero preguntarte por el incidente del secuestro que le ocurrió a la familia Norton hace diez años.
Jenny estaba un poco desconcertada, ya que no esperaba que Vivían le preguntara por aquel incidente. Sin explicación, se veía muy asustada.
-Vivían, ¿por qué preguntas esto?
Había pasado una década desde el incidente. Vivían sabía que Jenny era la única a la que podía recurrir porque, aparte de los Norton, solo los periodistas y los policías encargados del caso podían ayudarle a despejar sus dudas.
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