Cuando Finnick lo anunció, su tono seguía siendo algo indiferente. Sin embargo, cuando Vivían escuchó sus palabras, sintió una indescriptible sensación de presión que pesaba sobre ella. Sus ojos de obsidiana aparentaban ser tranquilos, aunque melancólicos e insondables. Vivían descubrió que no podía entender sus emociones en absoluto.
Para entonces, Finnick ya había terminado de aplicarle la pomada en la barbilla. Bajando la mirada, Vivían no tardó en murmurar:
—Gracias.
-De nada. -Finnick colocó con tranquilidad el ungüento a un lado—. No me gusta que otra persona te deje una marca.
El cuerpo de Vivían volvió a ponerse rígido. Aunque se había limitado a guardar silencio, daba la sensación de que Finnick estaba al tanto de todo lo que ocurría. Al sentir la repentina sensación de frío en su barbilla, Vivían se dio cuenta de que Finnick era mucho más dominante e indescifrable de lo que había esperado en un inicio.
-De acuerdo -respondió Vivían mientras bajaba la cabeza. Sin saberlo, las palmas de sus manos ya habían empezado a transpirar.
-Descansa pronto. -Finnick hizo girar su silla de ruedas —. Hoy dormiré en la habitación de invitados.
Dicho esto, salió de inmediato de la habitación, sin detenerse a esperar la respuesta de Vivían.
En la habitación, Vivían se desplomó contra la mullida cama, sin sentir el más mínimo indicio de somnolencia.
Al recibir el goteo intravenoso a la mañana siguiente, Vivían estaba cada vez más animada. Por ello, decidió ir a trabajar. Sin embargo, cuando se levantó para preparar su bolsa, se dio cuenta de que esta había desaparecido. En su lugar había una bolsa de marca.
-Molly. -Cuando vio que Molly subía a limpiar la habitación, preguntó-: ¿Dónde está mi bolsa?
-Señora, su bolso se empapó ayer por la lluvia. Por lo tanto, el Sr. Norton había instruido a alguien para que le comprara uno nuevo.
Vivían se sintió culpable casi de inmediato. Pudo reconocer el bolso que Finnick le había comprado: era un bolso Chanel que era probable que valiera decenas de miles. Con su sueldo, seguro no habría podido permitírselo; sin embargo, su antigua bolsa ya había sido desechada. Sin ninguna otra bolsa, solo pudo endurecer su determinación, mientras aceptaba su regalo.
Luego bajó a desayunar. Justo cuando estaba a punto de llamar a un taxi, Finnick le ofreció:
—Como aún no estás del todo recuperada, te llevaré a la oficina hoy.
-No pasa nada. -Vivían se puso un poco nerviosa-. Puedo hacerlo por mi cuenta...
Sin embargo, Finnick ya había dado la vuelta a la silla de ruedas. Pronto se dirigió a la puerta, sin dejarle espacio para negarse. Derrotada, Vivían solo pudo seguirle hasta el
coche.
Por fortuna, Finnick se dirigió al trabajo antes que ella.
Cuando el Bentley llegó a la oficina, no había mucha gente abajo. Al despedirse de Finnick, Vivían se bajó del coche con rapidez. Mirando a su espalda, una mirada solemne apareció en los ojos de Finnick.
«¿Por qué reacciona así? ¿En verdad tiene tanto miedo de que alguien se entere de nuestra relación?»
Vivían no tardó en entrar en el edificio. Por fortuna había conseguido tomar un ascensor antes de que se cerraran las puertas. Sin embargo, cuando entró, se dio cuenta de que solo estaba Fabian dentro.
-Disculpe. -Por instinto Vivían quiso salir del ascensor. Sin embargo, Fabian se apresuró a cerrar las puertas del ascensor.
-¿Por qué me evitas? -Fabian sonrió con frialdad-. Somos del mismo departamento. ¿En verdad crees que podrás evitarme?
Mordiéndose el labio, Vivían optó por permanecer en silencio.
—¿Por qué me has llamado?
—Vivían, ¿qué pasa con tu tono?
-Nada. -Una pizca de impaciencia apareció en la voz de Vivían-, Sé que no me habrías llamado para nada. Dime, ¿qué ha pasado esta vez?
—Tu hermanita se va a casar pronto. —En efecto, el hombre del otro lado de la línea fue directo al grano, ya que pronto reveló su objetivo al llamarla—. Si estás libre, ven a casa y come con nosotros. También podrás conocer a tu futuro cuñado.
-¿Casa? -El tono de Vivían sonaba burlón-. Papá, debes haber entendido algo mal. Esa no es mi casa.
-¡Vivían, ten cuidado con cómo me hablas! -El tono del hombre se volvió iracundo-. Tu hermana no se va a casar con cualquiera. Se va a casar con el nieto de la familia Norton. Tu hermana había dicho que sería mejor que la familia se reuniera. Por lo tanto, ¡es inherente que vengas mañana por la noche!
Con eso, colgó la llamada.
Vivían frunció el ceño mientras agarraba su teléfono.
«¿Ashley se va a casar con alguien de la familia Norton? No es de extrañar que insista en hacerme ir. Habría sido raro que no me presumiera de tener un prometido tan impresionante».
Aunque Vivían era consciente de lo que su familia planeaba hacer, conocía demasiado bien la personalidad
de su padre. Si lo rechazaba, él se enfurecería sin duda.
«Es solo una comida, de todos modos. Voy a ir».
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