Finnick se detuvo en seco tras escuchar lo que dijo Liam.
Se rio.
«Oh Liam. En verdad eres leal a Mark».
—¿Valora nuestra relación? —se burló Finnick—. Liam, oh Liam. Parece que Mark nunca confió en ti. ¿No te dijo la verdad sobre el secuestro de hace diez años?
-¿Qué quieres decir? -Liam se puso pálido.
Finnick solo lo ignoró y procedió a salir del almacén.
De vuelta en el pasillo del hospital, al fin dio una orden a Noah.
—Resuelve esto por mí.
—Entendido, señor Norton —señaló Noah y enarcó una ceja-. ¿Pero no quiere ver esto usted mismo?
En comparación con cuando Finnick se enteró de que Vivían estaba herida, su reacción esta vez fue mucho más tranquila. Noah había pensado que el hombre se pondría furioso.
Finnick se burló:
-Es solo un peón en el gran esquema de las cosas. No hay necesidad de ponerse demasiado serio. Además, el que yo persigo sigue estando fuera de mi alcance por ahora.
Noah comprendió de inmediato y no dijo nada más.
—Una cosa más. —Finnick pensó de repente en algo mientras su mirada parpadeaba-. Envía a Molly y a su hijo al extranjero y dales algo de dinero.
Noah sabía que Finnick nunca culpaba a los ¡nocentes. Asintió y aceptó la petición.
Cuando Finnick regresó a la sala, la noche había caído y los pasillos estaban vacíos.
-Um. Sr. Norton. ¿Le gustaría dirigirse a un hotel cercano? ¿0 debería encontrar una habitación vacía para usted? — Noah no tenía ni idea de lo que Finnick quería hacer en ese momento, así que sondeó con cuidado Sin embargo, la respuesta de Finnick le dejó en shock.
-Está bien. Dormiré aquí en la habitación de Vivían.
A Noah casi se le salen los ojos de las órbitas al oír eso. Tardó un buen rato en calmarse.
La cama era en verdad grande. Si a esto le sumamos el hecho de que Vivían siempre dormía acurrucada de lado, había aún más espacio en ella. Finnick encontró con facilidad un lugar cómodo y se acostó.
Vivían, que estaba profundamente dormida, sintió un calor repentino pero familiar detrás de ella y su frente se arrugó. Por instinto se dio la vuelta. Su nariz chocó con algo al girar.
«Ouch. Eso duele». Se despertó al instante. Vivían trató de abrir los ojos, pero entonces recordó que Finnick le había puesto una venda que le impedía ver.
Vivían trató de quitarse la venda, pero sus manos fueron retenidas antes de que pudiera hacer nada.
-No te muevas. -Una voz suave le susurró al oído junto con el calor de la respiración—. Ya te lo he dicho. Aparte de cuando necesites el colirio, la venda se queda puesta.
—¿Finnick? —Vivían se quedó atónita. No podía ver nada, pero reconoció la voz del hombre.
Vivían sintió que algo iba mal, pero como Finnick le prohibió quitarse la venda, no tuvo más remedio que tantear en la oscuridad con las manos. Y he aquí que pudo comprobar que lo que estaba tocando era el pecho de Finnick. Nerviosa, soltó:
—¿Finnick? ¿Por qué... ¿Por qué estás en mi cama?
¡Espera! ¿Estás en pijama?
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