Finnick lanzó una mirada severa a Yasmin, provocando un escalofrío en su columna vertebral. En consecuencia, Yasmin se estremeció y dio un paso atrás, alejándose del dúo.
-Sra. Ziller, eso es todo por hoy. La veré cuando la vea -afirmó Finnick con indiferencia y cara de póquer.
Yasmin no podía creer lo que oía porque había sido abandonada por Finnick sin pensarlo dos veces. Miró fijo a Vivían y pensó que había que culpar a la mujer que tenía delante.
«¡Si no hubiera aparecido de la nada, podría tener una cita perfecta con Finnick! ¡No debería haber subestimado a esta mujer!»
Yasmin se sintió agraviada. No tenía ni idea del repentino cambio de comportamiento de Finnick. Al principio, las cosas progresaban como ella quería. Pronto conseguiría que Finnick se uniera a ella en la cama, pero alguien apareció de la nada e hizo que su plan se detuviera de
forma abrupta.
Finnick ya no podía prestarle atención a Yasmin. Le dijo a Vivían:
-Vamos.
Ignoraron a Yasmin y salieron del restaurante por la puerta trasera.
Una vez que Vivían subió al coche, envió un mensaje de texto a Sarah y a Ken, inventando una excusa para encubrir el motivo de su abrupta marcha. Durante todo el camino a casa, Vivían permaneció en silencio porque se sentía amenazada por la presencia de Yasmin. Le dio vueltas a la idea en su mente y se dio cuenta de que se había vuelto demasiado dependiente de Finnick. La verdad es que tenía miedo; se sentía incómoda cada vez que recordaba la forma en que Yasmin intentaba seducir a Finnick. Aunque tenía fe en Finnick, temía que el destino los separara una vez más. Una sensación de inseguridad envolvió a Vivían porque Finnick podría ceder algún día a esas mujeres seductoras de ahí fuera. Tal vez se hartara de ella en algún momento del futuro. En el peor de los casos, Finnick podría incluso dejarla por otra mujer, ya que no era más que una mujer corriente con un pasado complicado. Aunque Finnick le aseguró que debía dejar el pasado en el olvido, Vivían temía que las cosas dieran un giro drástico para peor en el futuro. Si la mente maestra aparecía, su relación podría terminar de forma miserable. Debido a su relación con Finnick, tendría que vigilar a Yasmin a partir de ahora. Estaba agotada porque también tendría que lidiar con la mezquina y cruel Ashley.
Vivían tuvo cara de póquer durante todo el viaje.
Permanecieron en silencio mientras se dirigían a casa. De hecho, no se hablaron ni siquiera cuando llegaron a casa. Ella se puso un pijama y se acurrucó en el sofá ociosamente, perdiéndose en el proceso de pensamiento. Al final, Finnick pensó que ya era hora de romper el silencio.
Yasmin nunca fue una amenaza. En resumen, ella no era más que una existencia trivial. Solo se había servido de ella para afirmar su pensamiento. Por lo tanto, Finnick no quería tener una pelea con Vivían por Yasmin.
-Ha sido un largo día. Seguro que estás agotada. ¿Por qué no te adelantas y te das una ducha? -Finnick se levantó y se acercó al lado de Vivían, acariciando su pelo con suavidad.
De repente, Vivían se sintió muy bien porque Finnick siempre había tenido fama de indiferente y arrogante.
Sin embargo, un hombre tan dominante tomó la iniciativa de explicar los motivos de su acción para solucionar el malentendido entre ellos. De ahí que la enfurecida Vivían sintiera una sensación de alivio.
-Si no es más que una portavoz, ¿por qué se esforzó tanto por conquistarte? —preguntó Vivían a su vez, ya que no podía guardarse las cosas que tenía en mente cada vez que recordaba la mirada seductora de Yasmin.
-¿No deberías enfrentarte a ella en su lugar? Parece que hay un pequeño malentendido, ¿no? ¿Crees que la he contratado para que sea nuestra portavoz porque estoy tramando otra cosa?
Finnick al fin comprendió las preocupaciones de Vivían. Después de todo, Yasmin llevaba años en el mundo del espectáculo. Nunca había fracasado a la hora de conseguir los hombres que deseaba. Por lo tanto, sería normal que Vivían la percibiera como una enemiga formidable.
-De hecho, nunca he disfrutado de estar cerca de Yasmin, pero cierta persona ha estado planteando algunas peticiones absurdas una y otra vez -Finnick bajó la mirada, mirando a Vivían a los ojos mientras anunciaba.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Casado dela noche a la mañana