Vivian levantó la cabeza y se encontró con la mirada de su marido. Los ojos de Finnick brillaron, mirándola a los ojos con pasión como si estuviera tramando algo.
—Muy bien. Ahora, quiero que cierres los ojos.
Hizo lo que se le indicó y cerró los ojos porque ya no estaba de humor para averiguar las cosas que Finnick tramaba. En cuanto cerró los ojos, oyó cómo Finnick apagaba las luces y la tumbaba en la cama. Se inclinó de manera similar y comenzó a besarla en los labios. Vivian se puso ansiosa porque no estaba segura de querer participar en otra sesión íntima con el hombre al que amaba de todo corazón en la habitación que más odiaba.
Se acercó a su marido y le preguntó:
—Finnick, ¿vamos a hacerlo aquí? F-Finnick... N-No...
—¿Por qué? ¿Por qué no podemos hacerlo aquí? —La besó con suavidad y le susurró—: Creo que este es el mejor lugar para hacerlo.
Vivian estaba a punto de soltarse y ceder a la tentación que sentía. Ella se estremeció cuando él pasó sus dedos delgados y poderosos por sus pechos. La habitación estaba oscura por completo, pero aun así pudo ver el deslumbrante par de ojos del hombre. Vivian se moría de ganas de seguir con la sesión que habían empezado, pero Finnick se detuvo cuando estaban a punto de llegar a la mejor parte. Susurró en la habitación a oscuras:
—¿Puedes recordar algo en este entorno familiar?
Mientras preguntaba, siguió acariciando su piel de porcelana, acariciando las zonas que la excitaban, pero absteniéndose de darle lo que más deseaba. La pregunta de Finnick pilló a Vivian con la guardia baja porque los únicos recuerdos que tenía asociados a esta habitación en particular eran los desagradables.
«¿Qué debo recordar? ¿Va a abandonarme? ¿Es esa la razón por la que se detuvo a mitad de la sesión?»
Vivian empezó a soltar las cosas que tenía en mente:
—¿Qué? ¿Qué se supone que debo recordar? Hace tiempo que olvidé las cosas que habían ocurrido en esta habitación.
Sin embargo, Finnick siguió insinuando que había algo que ella había olvidado.
—Vivian, ¿estás segura de que no lo recuerdas? ¿No te resulta familiar mi tacto?
Vivian se dio cuenta de que Finnick parecía estar tramando algo en su mente. Frunciendo el ceño, preguntó a su vez:
—Finnick, ¿de qué estás hablando?
Como Vivian no captó la indirecta, Finnick estaba seguro de que debía de estar traumatizada por el incidente ocurrido hacía dos años. Por lo tanto, había olvidado la mayor parte del incidente. Al final, Finnick decidió dejar de atormentar a Vivian. Le dijo:
—Intenta recordar la presencia del hombre que estuvo en esta habitación en particular hace dos años.
El cuerpo de Vivian se puso rígido de repente. Finnick añadió:
—Encontré al hombre que estaba detrás de todo el incidente de entonces.
Temblando de miedo, el rostro de su mujer se había vuelto pálido en la oscuridad.
«Vivian, eres una mujer tan tonta. Creo que debería dejar de burlarme de ti. Si no, te vas a derrumbar de verdad».
Después de decidirse, Finnick se inclinó y susurró:
—Vivian, yo era el hombre que estaba en esta habitación en particular hace dos años. Era yo. Juntos, habíamos pasado una noche en la cama hace dos años.
Vivian no podía creer lo que oía, se negaba a creer que Finnick fuera el hombre que había pasado una noche en la cama con ella hacía dos años, ya que parecía demasiada coincidencia. Al instante, se incorporó y se sentó en la oscuridad.
—Finnick, estás bromeando, ¿verdad? ¡Estoy segura de que has averiguado la verdadera identidad del hombre de entonces! ¿Has decidido mentirme porque no querías que me molestara? ¿Intentas cargar con la culpa en su nombre porque has descubierto que en realidad es un horrendo hombre de mediana edad?
Finnick se levantó de la cama y encendió la luz.
Vivian confesó:
—Puede que estés mintiendo por mi bien, pero quiero que me digas la verdad. Tengo miedo de que algún día te hartes de mí en el futuro. No quiero que me mantengas en la oscuridad y que lleves la carga en mi nombre. Es una carga demasiado pesada para ti.
En cuanto Finnick volvió a su lado, le levantó la barbilla y le anunció:
—Eres una niña tan tonta. Nunca me cansaré de ti, ¿sí? Deja de darle vueltas a las cosas. ¿Te disgusta el hecho de que fuera yo quien estuviera en la cama contigo hace dos años?
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