De repente, Sarah se abalanzó sobre ella, con cara de éxtasis.
—¡Vivian, tu marido es demasiado genial! Es increíble.
«¿Finnick?» Vivian se preguntaba qué había hecho Finnick para que Sarah se sintiera tan atraída.
Sarah seguía entusiasmada mientras exclamaba:
—Ven a ver este clip de entrevista de Finnick. Está en todo Internet. —Y continuó mostrando a Vivian un gran pulgar hacia arriba.
Al sacar su teléfono móvil, Vivian se dio cuenta de que tenía once llamadas perdidas; tres de Fabian y ocho de Finnick. No necesitó escuchar a Finnick para saber por qué estaba ansioso por llegar a ella. Vivian se sintió muy conmovida. Sin embargo, no sabía cómo enfrentarse a él, ya que se sentía culpable por haberle hecho pasar tantas molestias.
El vídeo presentaba una entrevista que se filmó específicamente para abordar los rumores que giraban en torno a Vivian. La escena era bastante alborotada y caótica. Vivian vio cómo los micrófonos se apretaban contra Finnick mientras Noah intentaba desesperado contener a los periodistas y mantener el orden. Los miembros de la prensa perseguían con ahínco la respuesta de Finnick a sus noticias.
Finnick estaba en el ojo del huracán, sentado como una estatua en su silla de ruedas. Aunque estaba en silencio, proyectaba una poderosa presencia mientras miraba sin interrupciones a la cámara.
Uno de los reporteros pudo por fin atravesar el perímetro de la barricada humana y acercarse lo suficiente para dirigirle una pregunta.
—¡Sr. Norton, díganos lo que piensa!
Finnick se giró un poco y fijó su mirada en aquel reportero.
El trabajo de la cámara, muy movido, captó su mirada penetrante.
Vivian se dio cuenta de que Finnick echaba humo de rabia. Aunque no levantó la voz y su expresión no cambió, esa mirada fue suficiente para acallar a la multitud alborotada. En medio de la quietud del silencio, Finnick comenzó a hablar.
—Conozco a Vivian William mejor que nadie.
Sus palabras eran sencillas pero de peso. Esa concisa declaración hizo que los presentes contuvieran la respiración. Incluso Vivian y los demás, que estaban viendo la entrevista en la pantalla, sintieron la gravedad de sus palabras. Mantuvo la fe y estuvo junto a Vivian aunque el mundo entero le diera la espalda.
Vivian sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. ¿Qué había hecho para merecer esto?
Vivian sacudió rápido la cabeza.
—No pasa nada porque ya estoy acostumbrada, pero me siento mal por haberte arrastrado a ti y al Grupo Finnor. Me preocupaba que te enfadaras conmigo y no quisieras volver a tener nada que ver conmigo.
—Estoy molesto —dijo Finnick.
Eso hizo que Vivian lo mirara con timidez.
—Me molesta no haber podido protegerte de todo esto.
Oh...
Se encogió de hombros aliviada.
—No deberías culparte.
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