Ashley conocía demasiado bien a Fabian. Sabía que el hombre suavizaría su decisión de irse a causa del niño. Además, mientras Ashley llevara a su hijo, el hombre siempre se acomodaría a ella y a cualquiera de sus locuras. Y la señora sabía muy bien que Fabián era un hombre que valoraba la virtud de la responsabilidad. Por lo tanto, llevar un hijo equivalía también a ganarse un certificado de matrimonio. Tenía todo planeado para el futuro. Mientras Fabián estuviera a su lado, lo enamoraría poco a poco y, con suerte, intentaría quedarse embarazada en verdad. Pero ahora, todo era inútil. Tenía ante sí a un compañero que la odiaba y a un Mark que detestaba sus mentiras.
Mark estaba dispuesto a renunciar a parte de sus acciones pensando que podría utilizar al niño para ganar más autoridad en el consejo de administración y, luego, ganarse la confianza del anciano Sr. Norton y heredar más derechos. Ahora que la fachada de Ashley quedaba al descubierto, no podía evitar sentirse estúpido por todas las inversiones innecesarias que había hecho. Por un momento de rabia, el hombre dio una fuerte bofetada a las mejillas de Ashley, haciéndola volar al suelo. En consecuencia, la sangre se filtró desde el lado de sus labios, se mezcló con sus lágrimas y goteó de su barbilla. A pesar de ello, Ashley fue implacable en sus ruegos. Arrastrándose para agarrar a Mark por el dobladillo de sus pantalones, le suplicó:
—Sr. Norton, ¡no debería haberle mentido! Pero, por favor, deme otra oportunidad. Esta vez me quedaré embarazada. Por favor, perdóneme. No me obligue a dejar a Fabian.
—¡Largo! —gritó Mark mientras levantaba la pierna y le daba una patada en el estómago, haciendo que la dama se doblara una vez más.
Un grito resonó en toda la habitación, seguido de una serie de sollozos incontrolables. Por un momento, Fabián se sintió mal por ella.
—Dejémosla en paz y vayamos.
«Ashley, ¿sientes el dolor? Deja que este dolor se grabe en tu corazón para siempre, para que puedas entender la agonía que he sufrido durante los últimos dos años por tu culpa».
Vivian suspiró mientras los recuerdos desagradables volvían a aparecer. Por aquel entonces, su vida cayó en picado de la noche a la mañana por culpa de Ashley. Al caminar por el campus de la escuela, lo único que recibía eran las miradas críticas de los espectadores y los chismes en voz baja. Y lo que es peor, Fabián desapareció sin dejar rastro, sumiéndola aún más en un abismo de negatividad.
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