Casado dela noche a la mañana romance Capítulo 387

—¡Qué crees que estás haciendo! —Alguien empujó a Vivian en cuanto se acercó a la ambulancia. La persona continuó—: ¿Qué? ¿No has hecho suficiente daño? ¿Vas a atacarla también en el hospital?

—Yo no... Solo quería asegurarme de que estaba bien —Vivian se sintió perjudicada.

«Evelyn resultó herida, pero eso no significa que la haya lastimado a propósito».

—¿A quién tratas de engañar? Alguien como tú debería ser entregada a las autoridades. —La persona se puso delante de Vivian como si estuviera a punto de agarrarla.

Pero la ambulancia ya se había marchado. Vivian no se molestó en dar explicaciones, sino que no perdió tiempo en llamar a un taxi y salir corriendo hacia el hospital. Necesitaba saber qué había pasado entonces, ya que se trataba de algo relacionado con la seguridad de Finnick. Necesitaba unir las piezas. Además, creía que Evelyn había planeado el accidente antes. Un sentimiento injusto se agitó en Vivian, necesitaba demostrar su inocencia. Cuando Vivian llegó al hospital, se sorprendió al ver que Benedict y Finnick también habían aparecido.

—¡Finnick! —Vivian sintió una oleada de alivio y de inmediato le contó lo que el señor Norton había descubierto—. Cuando me reuní con Evelyn hoy, admitió que no la había salvado un conserje en aquel entonces. Dijo que había escapado del incendio ella sola.

Vivian se apresuró a contarle a Finnick todo lo que había descubierto. Pero había una cosa que la dejaba perpleja: si Evelyn podía escapar por sí misma, ¿por qué no había salvado a Finnick? Finnick era un hombre inteligente. Ella creía que si alguien lo descubría, sería él. Pero el rostro de Finnick se había ensombrecido desde el momento en que vio a Vivian. Y al escuchar sus recientes descubrimientos, su expresión se convirtió en una tormenta.

—Si Evelyn se fue por su cuenta entonces, ¿por qué desapareció todos estos años? —Finnick miró a Vivian y preguntó—: Entonces, ¿cómo se desató la cuerda de mi cuerpo?

—Todavía no lo he investigado. —Por un segundo, a Vivian le preocupó que Finnick no la creyera—. Pero Evelyn lo admitió ella misma...

—Finnick, escúchame. Eso no fue lo que pasó —instó Vivian. Las palabras salieron a toda prisa de su boca—. Yo no la empujé; ella se cayó sola.

—¿En serio crees que voy a creer lo que dices? —dijo Finnick en un gruñido bajo. Sus cejas se fruncieron con decepción, sin esperar que Vivian negara la verdad evidente—. ¿De verdad odias tanto a Evelyn que no solo la hieres sino que además difundes mentiras para difamarla?

—Así que crees que la estoy incriminando —dijo Vivian. No podía creer lo que había oído. Dando dos pasos hacia atrás, se distanció de Finnick, dándose cuenta de la tristeza y la conmoción que nublaban sus ojos.

Siempre había creído que Finnick confiaba en ella, por eso le contó todo lo que el señor Norton había compartido con ella.

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