—¿Pero estarás bien tú solo? —A Noah le preocupaba que fuera peligroso que Finnick condujera él mismo ahora, ya que este debía sentirse mucho más enfadado que él.
—Sí. Dame las llaves del coche.
—De acuerdo. —Comprendió que alguien tenía que estar en la empresa para manejar la crisis también.
Finnick salió de inmediato de su oficina después de recibir las llaves del coche. La escena del videoclip se repetía en su mente mientras conducía hacia el hospital y la mirada desesperada de Vivian le perseguía. No podía prestar atención mientras conducía, ya que lo único que veía en ese momento era a su mujer gritando y luchando. Un repentino golpe sonó y devolvió a Finnick a la realidad. Por fin se dio cuenta de lo que había pasado tras sacudir un poco la cabeza.
Resultó que el semáforo se había puesto en rojo y el coche de delante había parado. Sin embargo, no estaba prestando atención y acabó chocando contra la parte trasera del coche.
—¡Oye! ¿Estás ciego? ¿Acaso sabes conducir? —gritó el conductor del coche de delante, y era obvio que no iba a dejar escapar este asunto tan fácil.
Finnick no quería lidiar con la molestia por mucho tiempo, así que sacó su cartera y dijo:
—¿Cuánto cuesta? Yo lo pagaré.
—¿Crees que eres todo eso solo porque tienes dinero? Quiero arreglar las cosas contigo aquí y ahora. ¡Mira lo que le has hecho a mi coche!
—¿Cuánto cuesta? —volvió a preguntar el primero, ignorando lo que acababa de decir el hombre.
Al ver la expresión de los ojos de Finnick, el hombre ya no se atrevió a decir nada más. Sus ojos eran tan fríos, pero también estaban llenos de furia, y hacían estremecerse a cualquiera que los mirara.
—¡Cinco mil! —El hombre tartamudeó y dijo algo codicioso.
Tras sacar todo el dinero de su cartera, el primero se subió a su coche y se marchó. Sabía que se había equivocado, pero ardía de tanta rabia que no estaba de humor para disculparse en absoluto.
—Sus heridas son bastante graves. Ya había entrado en coma cuando Ben y yo la encontramos.
—¿Benedict? ¿Cómo la han encontrado? —Finnick se volvió al instante hacia Evelyn al oír eso, con los ojos llenos de duda y confusión.
Un sentimiento de culpabilidad surgió en el pecho de esta última al ser observada, y apartó la mirada.
—Se suponía que Ben y yo íbamos a ir a comer juntos hoy. Pero cuando pasamos por la estación de metro, vimos cómo dos hombres con máscaras llevaban a Vivian a un coche.
—Seguimos el coche en un momento de pánico y nos olvidamos de contarlo. De todos modos, les seguimos hasta los suburbios, pero tras tomar una curva, el coche desapareció. Los dos nos bajamos del coche y buscamos durante mucho tiempo antes de encontrar el coche aparcado junto a un almacén abandonado.
—A Ben y a mí nos preocupaba que pudiera haberle pasado algo peligroso a Vivian, así que nos apresuramos a entrar. Sin embargo, una vez que entramos no había nadie más. Todo lo que vimos fue a Vivian que se había desmayado en el suelo. Y ella... Parecía que había sido...
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