Al principio, Vivían se sintió cohibida al escuchar la respuesta de Finnick. Sin embargo, tras escuchar los comentarios sarcásticos de Fabian, frunció las cejas. La intención de Fabian de ridiculizarla y avergonzarla era demasiado evidente. Aunque desde que se reencontraron no había dejado de hacer comentarios sarcásticos sobre ella, de repente sintió una ráfaga de ira cuando lo hizo delante de Finnick.
-¿Qué quieres decir con eso, Fabian? -preguntó Vivían, que ya no soportaba los comentarios despectivos de Fabian.
Fabian sonrió con frialdad y desairó:
-¿Qué pasa, Vivían? ¿Te has dado cuenta por fin de tu error?
Sinceramente, Vivían no podía comprender por qué se sentía de repente tan exasperada. Tal vez no quería que Finnick se equivocara; no quería que él supusiera que ella era una cazafortunas amante del dinero.
—Solo creo que deberías ser responsable de las palabras que pronuncias -replicó Vivían con frialdad.
-¿Ser responsable? -Fabian sonrió y dejó escapar una risa helada. En ese momento, ya no tenía ganas de ocultar sus verdaderas emociones-. ¿De verdad crees que puedes seguir poniendo tu fachada delante de mi tío?
Déjame decirte ahora mismo que le he enseñado todas tus desagradables fotografías a mi tío. ¿Aún crees que...?
—¡Basta! —Finnick levantó la voz de forma brusca y cortó a Fabian.
De inmediato el rostro de Vivían se volvió blanco como un fantasma.
«¿Qué? ¿Finnick ya ha visto esas fotos?»
Aunque Fabian sintió pena por Vivían al ver que su rostro palidecía, se sintió más satisfecho.
-¿De verdad crees que puedes seguir con tu asquerosa fachada delante de mi tío? —continuó preguntando con una cruel sonrisa grabada en su rostro-. Seguro le habrás dicho que estás casada.
-Fabian, he dicho que es suficiente -volvió a advertir Finnick. Fue entonces cuando la expresión de Fabian cambió un poco al volverse para mirar fijo a Finnick.
Sin embargo, los ojos de este último se fijaron en Vivían, cuyo rostro palideció.
-Tío Finnick, yo... -Fabian trató de decir algo mientras se mostraba insatisfecho. Sin embargo, en ese momento, Finnick p i votó con brusquedad y lanzó una mirada amenazante a Fabian que hizo que éste sintiera escalofríos.
«¿Vivían?» La forma íntima en que Finnick se dirigió a ella fue como una daga afilada que atravesó el corazón de
Fabian. «¿Incluso va a enviarla a casa? ¿No está siendo demasiado atrevido? ¿No le preocupa que el marido de Vivían los vea juntos?»
Sin embargo, Fabian no se atrevió a decir nada más. Se mordió el labio, se dio la vuelta y se retiró del despacho de Finnick.
Un silencio mortal llenó el despacho mientras Finnick y Vivían permanecían allí.
-Vivían. -Finnick entrecerró las cejas y se dirigió hacia ella, pronunciando en voz baja—. ¿Estás bien?
Vivían salió de su trance y desplazó su mirada hacia Finnick.
—¿En verdad viste esas fotografías?
Al fin se dio cuenta de por qué Finnick estaba actuando tan raro ayer. La había obligado a cambiar de trabajo y luego la había besado, todo por esas fotografías.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Casado dela noche a la mañana