Su agarre en torno al periódico se tensó.
«¿Vivían? Huh. Qué cariñoso. Además, ¿cómo sabe que Vivían necesita pagar las facturas del hospital de su madre? ¿Le dijo Vivían que ella misma?»
Finnick sintió que le hervía la sangre cuando ese pensamiento pasó por su mente.
«No me lo contó a mí, ¿y sí a Fabian?»
Mientras tanto, Vivían había terminado con los espaguetis. Sacó el plato de la cocina y anunció:
—Hora de comer.
No se dio cuenta de la infelicidad en la cara de Finnick mientras intentaba quitarse el delantal. Sin embargo, le costó hacerlo, ya que los nudos estaban enredados a su espalda. Finnick levantó la vista y la vio luchar. Se levantó del sofá, se acercó a ella y le agarró las manos.
—Déjame hacerlo.
Su presencia era inconfundible. Mientras hablaba, el aire caliente de su boca le pasó por el cuello y le hizo enrojecer las mejillas. Ella retiró la mano y le dio las gracias. Finnick guardó silencio mientras la ayudaba a desatar el delantal. Por desgracia, el intento de Vivían de antes lo convirtió en un nudo muerto.
-Ah... -Vivían se puso nerviosa cuando el hombre se puso cerca de ella. Tuvo que distraerse hablando—. ¿Quién me escribió?
La mano de Finnick se congeló por un momento, pero respondió:
-Fue Fabian.
A Vivían le tocó quedarse helada.
-¿No vas a preguntarme qué te ha mandado? -continuó Fabian, al ver que Vivían permanecía en silencio.
Ella tragó y se rio con sarcasmo.
-Probablemente algo para humillarme.
-No. -Finnick deshizo el nudo y le quitó el delantal-. Dijo que podría prestarte el dinero que necesitas para pagar las facturas del hospital de tu madre.
Los ojos de Vivían se abrieron de par en par mientras se giraba.
—¿Cómo sabía él...?
Finnick se sintió bastante herido por su tono. Nunca pensó en protegerse de ella. De hecho, nunca había investigado sobre ella, aparte de comprobar sus antecedentes antes de casarse. Esta vez, la información surgió por casualidad cuando estaba investigando el incidente de hace dos años.
-Vivían. -Finnick se molestó de forma injustificada.
Estaba a punto de continuar cuando sonó su teléfono.
—Deja que lo conteste yo. -Vivían no quería continuar la conversación con él. La llamada telefónica fue su salvación, así que se apartó de él y corrió hacia el salón.
Al ver el identificador de llamadas, a Vivían le dio un vuelco el corazón de inmediato y contestó la llamada.
—¿Hola? ¿Dr. Jones? Bueno... Sobre las facturas del hospital... Voy a pagarlas pronto. ¿Podría por favor...? -Antes de que pudiera continuar, se oyó la voz de pánico del médico al otro lado de la llamada.
-Sra. William, el estado de su madre ha empeorado de repente. Necesita una operación de inmediato. ¿Podría venir a firmar los papeles y pagar la operación? Así podremos trasladarla al quirófano lo antes posible.
Vivían sintió que su mundo se derrumbaba, y el color se le fue de la cara. Al segundo siguiente, se convirtió en una loca y salió corriendo de la villa.
—¡Vivían! —Finnick se apresuró a acercarse a ella y se aferró a sus brazos-, ¿Qué está pasando?
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