CEO: Matrimonio arreglado romance Capítulo 10

Narra Liam.

En el pasado, nuestros encuentros habían sido fugaces. No la había visto como una mujer a la cual quería follar,  pero estos dos últimos encuentros  había notado un cambio en ella que me atraía,  ahora era imposible ignorarla, ella realmente era bella. Noté su hermoso rostro, su increíble cuerpo, era toda una mujer. Mentiría si no dijera que no la deseaba sexualmente. También noté que me veía con  coqueteo, pero yo también le correspondí, todo esto parecía una tentación peligrosa.

—¿Tienes frío?—le pregunté cuando terminamos de llegar a la orilla.

—Si respondió.

Visualice una toalla y se la coloqué en sus hombros. Luego caminamos lentamente con dirección al muelle de madera que estaba aún extremo del lago donde se encontraba una lancha al final del camino. No sabía  si   estar alejados  de los demás era una buena idea. Más cuando le prometí al señor Wood que no me aprovecharía de su hija ante de la boda. Cuando llegamos al final del muelle nos detuvimos, para disgusto de mi cerebro y deleite de mi cuerpo, ella dejó su toalla sobre el barandal del muelle dejando visible su cuerpo en ese diminuto bikini que me provocaba a un más. Luego se paró  frente a mí.

—¿Hay algo específico que quieras discutir conmigo?—me preguntó.

—No en realidad. Solo quería estar a solas contigo. Estamos comprometidos y pronto nos casaremos, pero no hemos tenido la oportunidad de conocernos mejor —conteste, pero no pude evitar mirar  hacía sus  pezones que estaban erectos presionados contra la tela húmeda de la parte superior de su bikini. Ella quedó un momento en silencio luego hizo algo que me dejó impactado y realmente excitado: se quitó la parte superior del bikini dejando a la vista sus hermosos senos, eran de un tamaño perfecto, no puede evitar seguir resequedad en mí garganta, y mí polla poniéndose dura de la excitación. Sin embargo, tuve que tener autocontrol—.¿Qué estás haciendo?—dije tratando de escucharme serio, aunque en realidad no lo estaba, tomé la toalla y se la puse sobre su pecho.

—Nada en realidad, solo quería que nos conociéramos de otra manera—respondió con una doble intención, cosa que me llamó la atención. En otra situación la hubiera follado sin pudor alguno, pero no podía hacerlo, no con ella, porque sabía que era diferente a las demás y no quería ser el culpable de arruinar su vida e inocencia de una manera inadecuada.

—Tendremos mucho tiempo para conocernos una vez que estemos casados. Estar a solas contigo en estás circunstancias va en contra de nuestras reglas —le dije viéndola a los ojos, traté de no desviar mí mirada hacía sus senos, bajé un poco y recogí su brasiel—. Ten póntelo de nuevo —le pedí, ella sonrió como si se le hubiera dado  gracia mí reacción, tomó la pieza y se lo puso de nuevo, mientras lo hacía no pude evitarla verla, ¡maldición sentía mí polla realmente dura!

— Si hubiera  sido Jessica, apuesto que no le hubieras pedido que se lo volviera a poner—murmuró de repente.

Su comentario hizo que mí sangre hirviera, pero mantuve el control. Decidí ignorar su comentario y en cambio dije:

—No es eso. Les juré a tu padre que no te tocaría antes de nuestra boda y soy un hombre que cumple su juramento.

—¿Eso significa que me deseas?—preguntó de un manera provocativa. Me estaba asombrado su atrevimiento.

Por supuesto que deseaba su cuerpo, pero no antes de que dijéramos nuestros votos. Con Jessica no había seguido las reglas y quizás por eso todo fracaso, con Katherine quería hacerlo todo bien, siguiendo todas las reglas posibles. Miré hacia la cabaña, evitando su pregunta. Por fuera, yo era el epítome del control, pero por dentro había una tormenta furiosa. En mis momentos más oscuros, habría aceptado con gusto la oferta de Katherine me estaba transmitiendo. Ella  me tocó el brazo ligeramente. La sensación de sus suaves dedos contra mi piel se sintió bien, la vi a ojos y me perdí en ellos por un momento, quizás estaba esperando una respuesta a su pregunta, pero no podía dársela.

—Es hora de volver con los demás— le dije quitando su mano de mí brazo para luego sostenerla con la mía. Si no podía follarla, por lo menos caminaría con ella de la mano.

Ella quedó viendo mí acción en silencio, caminamos hacía la cabaña, su mano entrelazada con la mía se sentía realmente bien. Sentía una  mezcla de sensaciones dentro de mí, unas muy diferentes a la sentía por Jessica y eso me comenzaba  asustar.

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