Narra Katherine.
Después de el fin de semana donde puse aprueba a mí futuro esposo, pude comprobar de que verdad estaba siendo un caballero, algo que realmente no esperaba que fuera dado su historial anterior de conquistas. Cuando tomó mí mano, sentí de nuevo las mariposas en el estómago. Fue una sensación que no quería que terminara, mí enamoramiento por él muy dentro de mí seguía latente, solo que trataba que esté no me dominará e hiciera cosas que podría tener consecuencias.
Días después, hubo otro anuncio importante dentro de la familia. Mí hermano le había propuesto matrimonio a Isabela, no me sorprendió la noticia porque sabía que ambos se gustaban, me sentí realmente feliz por ellos, porque con solo verlos juntos se notaba que estaban enamorados, yo deseaba sentirme así, anhelaba tener un amor real y correspondido, pero estaba en la incertidumbre, no sabía que sentir o que pensar de mí propio compromiso.
—Hemos decido hacer una fiesta, donde celebraremos los dos compromisos —me comunicó mí padre, se veía muy alegre por tener otro lazo que nos unirían más a los Brown.
***
El día de la fiesta de compromiso había llegado, se iba a realizar en mí casa. Todos los invitados habían llegado, Isabela estaban conmigo para prepararnos y hacer nuestra presentación en la fiesta como dictaba la tradición juntas, debíamos bajar por las escaleras y al final de esta estarían nuestro prometidos, luego de esto teníamos que bailar una canción. Era nuestra noche y debíamos vernos deslumbrante. Mí amiga llevaba un hermoso vestido marfil largo con algo de brillo, se veía realmente hermosa. Por mí parte me había puesto un vestido rojo un poco pomposo con una abertura en la pierna, con mí corte de cabello me veía muy sexy y hermosa a la vez.
—¡Wow, se ven realmente fabulosas!—chilló Cinthia al final de todo.
Isabela y yo sonreímos. Luego salimos de la habitación listas para nuestra entradas.
—¿Estás lista?—le pregunté, ella se veía mas nerviosa que yo.
—Si—dijo respirando profundamente.
Caminamos y llegamos al borde de la escaleras, todos nos miraban con detenimiento. Liam y mí hermano se veían muy guapos en sus trajes negros, bajamos las escaleras despacio, en ese momento busqué los ojos de Liam, él también buscó los míos, cuando llegamos al final me dio la mano, puse la mía sobre la de él y nos desplazamos hacía en medio del salón, la música dio inicio y ambas parejas comenzamos a bailar.
—Te ves increíble—me dijo mientras bailamos, no pude evitar perderme en sus ojos—. Soy afortunado de casarme contigo—agregó poco después, sus palabras me tomaron por sorpresa, pero más su nueva actitud hacía mí, había algo en su forma de hablar y de mirarme que me cautivo, nuestros labios estaban muy cerca, en ese momento sentí de nuevo mariposas en el estómago, pero mí mente se nubló con el repentino beso que él me dio, sentir por primera vez sus labios sobre los míos fue una sensación única, me dejé llevar por el momento correspondiéndole el beso, cerré los ojos y me perdí en otro mundo.
Segundos después escuchamos aplausos, eso me hizo regresar a la realidad, pero pude ver qué sus ojos gritaban deseo, por mí parte mí cuerpo estaba algo inquieto como si pidiera estar con él. Desvié mí mirada y me di cuenta que la música había terminado, nos separamos levemente, hasta que nuestros padres dieron unas palabras de agradecimiento.
Liam me tomó de la mano en todo momento, su contacto hacía que mí nerviosismo creciera.
—Así como este— susurré.
—Pruébatelo—comentó Cinthia, prácticamente empujándome hacía el vestidor.
No me atrevía a pensar que podría haber encontrado mi vestido en el primer intento. Eso daría a entender que el destino estaba de acuerdo con este matrimonio. La vendedora ingresó conmigo para ayudarme a vestirme. No había espejo en el vestuario y sin embargo, el vestido se sentía perfecto, como si hubiera sido hecho solo para mí. En el momento en que salí madre y mis amigas dejaron de hacer lo que estaban haciendo y me miraron. Mi corazón latía salvajemente mientras me dirigía hacia un pequeño pedestal donde estaban los espejos. Cuando me vi, no tuve ninguna duda de que había encontrado mi vestido. El diseño de hombros descubiertos era atrevido, el encaje recortaba el corpiño que envolvía mi cuerpo y se hundía para revelar mis hombros, clavículas, parte superior de los brazos y hasta el tamaño de mis senos. El ligero escote corazón acentuaba mi pecho. Las mangas terminaban en la mitad de mis antebrazos y la falda amplia fluía elegantemente alrededor de mis piernas.
—¡Está perfecto!— dijo mí madre efusivamente .Cinthia asintió. Era la primera vez que la veía sin palabras. Isabela estaba tratando de contener las lágrimas. La vendedora apareció con un velo simple y elegante que me colocó en la cabeza con una pieza de cabello tachonada de joyas. Mamá respiró hondo cuando el velo cayó por mi rostro—.Liam quedará impresionado— susurró mí madre.
Sonreí ante sus palabras, no sabía si en realidad él se emocionaría al verme, no tenía conocimiento si por lo menos yo le gustaba, quise pensar que si por las acciones que había tenido conmigo.
—Este es mi vestido. No necesito probarme nada más—dije muy segura de mí decisión.
Todas aplaudieron y eso me hizo sonreír. Me quite el vestido y pagamos por el. Quedamos de acuerdo de regresar en unos días para ayudar a Isabela a elegir su vestido de novia. En el camino a mí casa no dejaba de pensar y preguntarme cómo sería realmente mí matrimonio. Seguía siendo para mí algo incierto, porque no había hablado realmente con Liam sobre el beso que nos dimos.
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