Estoy concentrada en mi trabajo cuando unos golpes en la puerta me sacan del trance.
–Adelante.
Digo y veo entrar a una apresurada Madison.
–No vas a creer quien acaba de entrar a ver a Nicholas.
–¿Por qué no habría de creerlo?
Le digo divertida.
–Corrine Fletcher acaba de entrar a su oficina.
–¿Y?
–¿Como que "Y"? Esa zorra con ropa elegante acaba de entrar a la oficina de tu hombre, Alyssa.
Yo río ante ese comentario y ella me mira como si estuviese desquiciada.
–Que mente tan imaginativa tienes, Maddie. Nicholas no es mi hombre, ¿de acuerdo? Es solo mi jefe.
–Ay nena, vete con el cuento de "no quiero a Nicholas Lowel para comérmelo toda la vida" con alguien más ¿okay? No soy ciega, Alyssa. Noto como él te mira y como tú lo ves a él y me molesta que seas tan tonta porque Nicholas es un buen chico que merece una buena chica no una zorra como las arpias que le rondan encima y sólo buscan su dinero.
–Lo estimas bastante, ¿eh?
La miro y ella baja la mirada.
–Crecimos, prácticamente juntos.
¿QUE?
–¿Que?
–Mis padres, han trabajado para ellos desde que yo tengo memoria. Crecí y me preparé pero no he podido ejercer mi profesión y el señor Lowel me dio un empleo aquí mientras encontraba algo. Esa familia ha ayudado bastante a la mía. Los conozco y merecen todo lo que tienen, son muy buenos y Nick no es la excepción, él ya sufrió bastante y merece algo realmente bueno en su vida, Alyssa. Por favor piénsalo.
Da media vuelta y se retira. Mi mente comienza a girar sin llegar a ninguna conclusión. Nicholas nunca había hablado de manera casual con ella, siempre era respetuoso y profesional. Madison siempre decía cosas extrañas sobre él pero cuando no estaba presente y cuando lo estaba siempre se mostraba respetuosa.
Mi intercomunicador hizo biiiip y la voz de mi jefe se comenzó a escuchar.
–Alyssa, ven a mi oficina, querida.
–Claro señor, voy para allá.
Dejé los papeles como estaban y alisé mi falda, ya que le habían aparecido unas cuantas arrugas por estar sentada y me dispuse a salir de la oficina para ir a la de mi jefe.
Ella se levanta del asiento y mira a mi jefe.
–Con su permiso señor Lowel, me retiro.
–Fue un gusto verte Corrine aunque me hubiese gustado que fueran mejores las circunstancias.
Él se levanta igual y estrecha su mano.
–Nick, acompáñala por favor.
Nicholas suelta un suspiro lleno de frustración, más sin embargo, hace lo que su padre le ordena. Yo los imito e igual me levanto de mi asiento para retirarme.
–Alyssa, espera.
Veo a Nicholas escoltar a Corrine hasta la puerta y luego desaparecen. Mi vista se vuelve a la mirada verde de mi jefe.
–Señor, de verdad lo siento yo...creí que había hecho un buen trabajo.
Siento las lagrimas aglomerarse en mis ojos y un nudo formándose en mi garganta, pero inhalo profundamente y esos sentimientos se dispersan...pero solo un poco.
–No fue tu culpa, Alyssa. Vi su trabajo y fue excelente pero...bueno, yo sabía que no lo iban a aceptar, especialmente porque Corrine siempre tiene la última palabra.
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