El camino a casa de los padres de Nick me había parecido eterno. Moría por verlos, pero había una pregunta que me taladraba la mente y me hacía añicos el corazón de a poquito:
¿Nos recibirían con los brazos abiertos después de haber lastimado tanto a su hijo?¿por haberlo abandonado como lo hice y no haberlo buscado en todo este tiempo?
El sentimiento de pánico se apoderó de mi cuerpo cuando estuvimos frente a la puerta y Nick estaba por tocar el timbre. Mi mano fue a la suya para detenerlo un momento pero ya era demasiado tarde, el sonido producido por el aparato de seguro ya se había oído hasta el patio. Respiré con normalidad cuando fue una mujer en uniforme la que nos abrió y no algún miembro de la familia.
–Luka, ve con la tía Sam y dile que venga.
Luka asintió y salió corriendo en busca de su tía, apareciendo a los pocos segundos con ella de la mano. Me sentí estúpida después de cubrirme con Nick para que no me viera, él lo noto y río bajito.
–Hola torbellino.
Le sonríe a su hermana y va a abrazarla. Ella le devuelve el gesto.
–Hola, ¿qué tal Australia?
–Como no te imaginas.
Suelta una risotada, lleva una mano detrás de él, tomando la mía y colocándome a su lado. Mis ojos están apretados fuertemente, en realidad no tengo ganas de ver la decepción y enojo en el rostro de Sam y comienzo a creer que fue una mala idea volver.
Sin embargo, esa idea se disipa cuando sientas sus brazos rodeándome con un cálido abrazo.
–No puedo creer que estés aquí.
Me dice con su voz temblorosa. Correspondo su abrazo, sintiendo un poco más de paz en mi interior.
–Hola Sam.
Ella se aleja y es cuando puedo ver unas cuantas lagrimas en sus ojos. De pronto su vista va hacia abajo, a mis piernas. Señala con sus dedos a mis hijos y mira con cara de confusión total.
–Emmm Alyssa, tienes dos niños colgando de tus piernas.
–Sí, así es. Son Maxon y Elisse, mis hijos. Tus sobrinos.
Su vista va de mi a los niños y luego de los niños a mi, una y otra vez hasta que la misma expresión que había hecho Christine la noche anterior también apareció en su rostro.
–¡¿QUE?! Pero...¿como?
Ella se agacha poniéndose a la altura de los niños.
–Hola, me llamo Sam.
Mis hijos le responden con una sonrisa y más lagrimas salen por las esmeraldas de Samantha. Eli es la primera que se despega de mi pierna para ir hacia ella, la mira directamente a los ojos y le sonríe con más amplitud.
–¿Tu eres mi tía Sam?
Eli inclina su cabecita a un costado y Sam asiente. Eli abre sus bracitos y la rodea por el cuello mientras Sam le devuelve el gesto.
Max lentamente se acerca a ella, con sus manitas detrás de la espalda. Cuando Sam lo nota, abre uno de sus brazos para él y Max corre adentrándose también en el abrazo.
–Torbellino, ¿mamá y papá?
Dice Richard, poniéndose a la altura de Max.
–Cuando...tu cumpleaños.
Señalo a Sam y ella hace un gesto de desagrado.
–¿Justo ese día?
Pregunta y asiento.
–Madre mía.
–Fue antes de...todo lo qué pasó, ese día. Me enteré que estaba embarazada tres semanas después de haber llegado a Australia.
Ambos me miran sorprendidos, como si sus mentes quisieran contar cada grano de arena de la tierra.
–Eso ya no importa, cielo.
Dice Claire acercándose a mi y rodeándome con sus brazos.
–Estás aquí, con nosotros. ¡Y nos has traído nietos!¿que más podría pedir un par de viejos como nosotros?
Río por su comentario y la abrazo nuevamente.
No tenía más dudas, mis miedos por fin se habían disipado. Aquí era a donde pertenecía. Con Nicholas.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) My F*ucking Hot Boss