(COMPLETO) My F*ucking Hot Boss romance Capítulo 3

-¿Almorzar?

Pregunto alzando mis cejas, y él asiente.

-¿Con usted y su padre?

-Sí, eso dije.

Un atisbo de sonrisa aparece en sus labios y la piel de mi nuca se eriza.

-Eh, yo...

Le señalo los folders y alzo una ceja.

-No sé si sea...correcto, señor. Además, aún tengo bastante que memorizar.

-¿Señor? Si acaso soy unos cuantos años mayor que tú—me señala con su dedo indice—, y en cuanto a lo de memorizar, no es necesario. Solo necesitas comprender el contrato.

Me mira divertido, se encoge de hombros y vuelve a esconder sus manos en los bolsillos.

-En fin, no creo que a mi padre le agrade que usted le haya contradecido en su primer día, ya que él me envió exclusivamente por usted.

Cierra los ojos, restándole importancia al asunto.

-¡N-no es eso! Es solo que...

-Oh vamos, ¿me obligará a secuestrarla o qué?

Él se ríe, pero mis ojos se abren casi por completo.

-Tranquila, es una broma. Además, serán solo un par de horas.

Él tenía razón, era mi primer día y aunque no lo fuera no podía decirle que "no" a mis jefes.

-E-esta bien.

-Perfecto.

Tomo mi bolso junto con mi teléfono y me pongo a su lado.

-Estoy lista.

Él hace un ademán con su mano para que yo salga primero, lo hice y él va después de mi.

Tomamos juntos el ascensor y bajamos hasta el estacionamiento subterráneo. Oigo a lo lejos la alarma de un auto desactivarse y lo miro interrogante.

-¿No esperaremos al señor Lowel?

-Él ya está en el restaurante, Alyssa.

-Oh...¿bien?.

Caminamos hasta el que deduje era su auto y el se adelantó a abrir la puerta del copiloto para mi.

-Gracias.

Me sonríe pero sin decir nada, da la vuelta al auto y toma su lugar como piloto, enciende el motor y pone en marcha el precioso Audi V10 en color negro hacia nuestro destino, que para mi, aún es desconocido.

-Y dígame, señorita McCann.

-Alyssa.

Digo, admirando el interior del auto y él ríe.

-De acuerdo, Alyssa ¿es su primera vez en un trabajo como este?

Mi nombre sale suavemente de sus labios, y me concentro en mi respuesta.

-De asistencia, no. De representar a mi jefe en tantos asuntos importantes y fundamentales para el futuro de la empresa, definitivamente es mi primera vez.

El ríe bajo.

-Ya veo. ¿Puedo saber su edad?

Dice sin dejar de mirar el camino.

-No quiero ser imprudente, pero es que luce muy joven.

-Ehm, tengo veintitrés, señor.

-Puedes llamarme Nicholas o Nick, si lo prefieres.

-No me parece...

-Déjame adivinar, ¿no es correcto?

Me interrumpe y luego ríe.

-No te tomes todo tan en serio, quiero decir, ahora no estamos en horario laboral, en este tiempo podemos ser amigos y no empleador y empleada.

Suelto una risa nerviosa.

-¿Como podría decir que no, señor?

-¡Así nada más! No. Es simple, ¿no lo cree?

El hombre ríe y noto un atisbo de sonrisa en el rostro de Nick.

-Supongo...que tiene razón señor. Pero gracias por invitarme.

-Es un placer. Me gusta conocer a mi personal y ¿que mejor manera de compartir una comida?

Dice lentamente y vuelve a sonreír. Pocos momentos después, llega el mesero con tres menús y nos los entrega. Mis ojos casi se salen de sus cuencas al ver los precios de los platillos.

-Pide lo que quieras, Alyssa. Va por mi cuenta.

Dice el señor Lowel al ver mi mirada desorbitada fija en el menú.

-Ahm, gracias señor.

Digo con más timidez de la que hubiese querido demostrar y termino pidiendo un filete acompañado por pasta, y mis acompañantes piden platillos cuyos nombres son de difícil pronunciación para mi.

El camarero se va con nuestro pedido y el señor Lowel fija su mirada verde sobre mi.

-Dime, Alyssa, ¿vives con tus padres?

Su pregunta me toma por sorpresa, pero me dispongo a ser honesta.

-Ahm, no señor. Tengo ya unos pocos años por mi cuenta.

Ambos me miran sorprendidos, le mantengo la mirada a mi jefe.

-Vaya, tus padres deben estar orgullosos de haber criado a una chica tan valiente e independiente.

-Gracias señor, y bueno, efectivamente mi madre no para de demostrarme cuán orgullosa está de mi. Todo lo que soy es gracias a ella.

-Disculpa si me entrometo pero, ¿y tu padre?

-Bueno, él se fue hace mucho. Solo somos mi madre, mi hermano y yo. No necesitamos más.

-Es una lástima oírlo, pero estoy seguro de que él se lo pierde. Ver crecer a una joven tan maravillosa como tú puede ser considerado un regalo.

Le dedico una sonrisa apenada, y bajo la mirada al ornamento de la mesa. No sabía sí el señor Lowel tenía razón en eso de ser un regalo, pero de una cosa estaba segura: yo no necesitaba a ese hombre, donde sea que esté, ahí es donde pertenece.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) My F*ucking Hot Boss