EL NACIMIENTO DE LAS GEMELAS.
Cassian y Rowan estaban jugando en el jardín, riendo y corriendo entre las flores. De repente, una de las empleadas salió apresurada de la casa
― ¡Señor! ¡Aylin está teniendo dolores de parto! ¡Las gemelas están a punto de nacer!
El alfa miró a la mujer asustado.
―¿Qué? ¡Pero aún falta tiempo! ―dejo a Rowan al cuidado de la empleada y corrió hacia la habitación de Aylin. Cuando llegó vio su cara distorsionada de dolor, miró a la mujer que estaba junto a ella y le ordenó ―Llama al doctor Criss, dile que mi esposa va a tener a las niñas.
La empleada asintió y se fue de inmediato. Cassian se sentó junto a su mujer y besó su frente que estaba perlada de sudor.
―Todo va a salir bien mi amor, te lo prometo.
Aylin cerró los ojos y asintió, respirando profundamente y soportando el dolor que sabía empeoraría a cada minuto.
Mientras tanto, en la planta baja de la mansión, un Rowan saltaba emocionado. Sebastián, que llegó en ese momento, se acercó al pequeño y le preguntó por qué estaba tan feliz.
―¡Tío Sebastián! ¡Mis hermanas van a nacer pronto! ―los ojos del chiquillo brillaban ― ¡Mamá está teniendo a las gemelas!
Las cejas del alfa se fruncieron y la preocupación llenó su rostro.
―¿Tan pronto? Pero… Aún no es la fecha de parto.
Corrió escaleras arriba y encontró a Cassian a su lado, tratando de calmarla. Dio un paso adelante y se detuvo del otro lado de la cama.
―¿Qué está pasando? ¿Cómo te sientes Aylin?
Ella únicamente pudo gemir de dolor y cerró los ojos. Cassian fue quien respondió lleno de nervios.
―Aylin está muy asustada y nerviosa. Los dolores de parto han comenzado antes de lo esperado.
―¿Llamaste a Criss?
―Sí, una de tus empleadas dijo que ya venía en camino.
En ese momento, el médico Cris llegó a la habitación acompañado de unas mujeres, quienes eran sanadoras especiales. Miró a Aylin y luego a los dos hombres y dijo con seriedad.
―Las niñas están a punto de nacer. Tenemos que actuar rápidamente.
Aylin se retorcía de dolor mientras las sanadoras se preparaban para asistir en el parto. Cassian tomó la mano de su esposa y la apretó con firmeza.
―Aylin, cariño, estoy aquí contigo. Todo saldrá bien.
El médico miró a Sebastián y alzó una ceja.
―De él lo entiendo, pero tú… ¿Vas a quedarte?
Sebastián estaba preocupado por su amiga, de hecho Aylin era como una hermana para él, sin embargo, tenía que entender que era un momento que solo Aylin y Cassian debían experimentar juntos.
Se aclaró la garganta y dijo.
―Yo… esperaré afuera, cuidaré de Rowan mientras tanto ―le dio un asentimiento de cabeza a Aylin y le dio ánimos ―Se que eres fuerte, y confió en que traerás a esas niñas a salvo.
Aylin le dio una pequeña sonrisa. El alfa se dio la vuelta y caminó hacia la puerta, pero Cassian habló haciendo que se detuviera.
Una poderosa contracción la asaltó y Aylin pujo con todas sus fuerzas. Después de varias horas de trabajo de parto, finalmente llegó el momento del nacimiento.
―¡Es una niña! ―anuncio una de las sanadoras, mientras sostenía un pequeño cuerpecito con cabello castaño como el de su padre. La llevó junto a Aylin y la pequeña reconoció el olor de su madre.
Sin embargo, las contracciones no se detuvieron. Aylin sintió su cuerpo desgarrarse y el dolor se intensificó esta vez.
―¡No puedo! ¡No puedo Cassian! ―exclamo con miedo.
El alfa sostuvo su mano y acarició su cabello.
―Si puedes mi amor, eres fuerte. Puedes traer a nuestra segunda hija.
Aylin respiró lentamente y cerró los ojos, tratando de controlar el dolor que sentía en ese momento.
«Confío en ti, diosa Madre. Confío en mí misma. Sé que mi hija nacerá sana y fuerte»
Otra contracción le llegó con fuerza y Aylin pujo con todo lo que tuvo. Hasta que finalmente un segundo llanto resonó en la habitación. Sus gemelas habían llegado al mundo. La emoción y la alegría se apoderaron del lugar.
Con lágrimas de felicidad, Aylin miró a su segunda hija, era exactamente igual que la primera, tenía el mismo cabello castaño de su padre. Cassian que estaba a su lado, no podía apartar la mirada de sus dos pequeñas, sentía algo inexplicable en el pecho, algo a lo que no podía darle nombre. Sin embargo, de lo único que estaba seguro, era de que cuidaría y protegería el resto de su vida a su familia.
―Son perfectas, Cassian. Nuestras hijas son perfectas.
El alfa miró a su esposa y se inclinó para besar sus labios.
― Sí, lo son mi amor. Nuestra familia está completa ahora.
La manada celebró el nacimiento de las gemelas con alegría y gratitud. El amor y la unidad prevalecieron mientras la manada se unía para proteger y criar a las pequeñas lobeznas. La vida continuaba llena de esperanza y promesas para el futuro.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX.