DECISIONES DIFÍCILES.
Asta abrió la puerta de la habitación con suavidad, llevaba una expresión preocupada en el rostro.
―Querido ―dijo con voz melosa ―Necesito hablar contigo.
El padre de Daphne se levantó de inmediato, notando la seriedad en la voz de su compañera.
―¿Qué, sucede Asta? ―se preocupó ―¿Ha pasado algo?
La mujer se miró las manos como si le costara hablar.
―Primero prométeme que mantendrás la calma.
Las cejas del delta se fruncieron.
―¿Qué pasa mujer? Habla ya.
Asta suspiró y dijo con tristeza.
―Daphne está embarazada.
Los ojos del hombre se abrieron y de inmediato sus sienes comenzaron a palpitar. Sus labios se apretaron en una fina línea. Iba a salir en busca de su hija, cuando su esposa lo detuvo.
―Cariño, espera.
―No. ¡Voy a ir a ver a esa golfa!
Asta quería gritar de felicidad. Sin embargo, tenía que seguir con su plan.
―Amor, por favor cálmate. ―se acercó a él y puso una mano en su pecho ―Se que estás enojado, pero…
―¿Enojado? ¡Estoy furioso! ¡¿Hasta cuándo nos va a avergonzar?!
―Lo sé, lo sé. ―la mujer negó levemente ―Daphne ha cometido un gran error. Pero no es su culpa, ¿sabes?
El delta frunció las cejas y miró a su esposa confundido.
―¿A qué te refieres?
―Bueno… es su madre, lo heredó de ella. ―Asta dijo calmada, luego escondió el rostro en el pecho de su marido y sollozo ―Si no hubiera sido por ella… tú y yo…
El padre de Daphne suspiro y acaricio su cabello. Siempre era lo mismo cuando su mujer recordaba el pasado. Sin embargo, a él, particularmente, no le gustaba recordarlo. Eso solo servía para abrir esa vieja herida.
―Lo importante es que ahora estamos juntos, ¿no? ―le dio una sonrisa ―Ya no recuerdes eso, ella está muerta.
Asta asintió como una niña pequeña. Pero en su interior maldijo a la madre de Daphne y deseo que dondequiera que estuviera, nunca saliera.
«Menos mal que estás muerta, Beatriz. Porque si no, yo misma te mato con mis propias manos»
Luego le sonrió a su marido y dijo con voz suave.
―Querido, entiendo que estés enojado. Pero debemos pensar en el bienestar de nuestra familia y también en el de ese bebe. Si no hacemos algo, nuestro buen nombre quedará manchado para siempre. ―bajo la cabeza y agregó ―Debemos encontrar un marido para Daphne.
El papa de Daphne, estaba enojado, pero más que enojado, estaba decepcionado. A pesar de que la madre de su hija mayor lo engañó hace tantos años, él siempre quiso lo mejor para su hija. Así que cuando supo que Lorcan estaba interesado en ella y que eran almas gemelas, no dudó en aceptar su compromiso. No obstante, ella lo arruinó todo y, aun así, no puede dejar de preocuparse.
―¿Cómo ha podido llegar a esto? ―suspiro con tristeza ―Siempre quise lo mejor para ella.
Asta con una sonrisa falsa, lo consoló.
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