EL RECHAZO Y LA REPUDIACIÓN.
―¡¿Cómo te atreves a arruinarlo todo?! ¡Lorcan ha roto su compromiso contigo porque te encontró en la cama con ese alfa, Rubius! ―la bofetada resonó en la habitación. ―¡Eres una zorra igual que tu madre! ¡Te creía diferente Daphne, pero me equivoqué contigo!
Daphne ni siquiera se molestó en aliviar el dolor del golpe, su cara estaba roja y ardía. Sin embargo, sus ojos estaban llenos de lágrimas sin derramar. Al ver la mirada decepcionada de su padre, su corazón estaba más que roto. Las dos personas más importantes en su vida, la consideraban una mujer barata y sucia.
―¿Por qué? ―pregunto el padre conteniendo su ira ―¿Por qué lo hiciste? Lorcan te amaba, ¡ese muchacho hubiera dado la vida por ti! ―dio un paso amenazador hacia ella y sin previo aviso agarró en un puño su cabello rojizo ―¡¿Por qué tenías que ser como tu madre?!
Y luego, sin medir las consecuencias, la abofeteó nuevamente, haciendo que su nariz sangrara. Daphne simplemente cerró los ojos y dejó que las lágrimas se derramaran. Lorcan y su padre le habían hecho la misma pregunta, pero ella no podía darle una respuesta.
―Tú, mi hija favorita. Te he consentido todos estos años, ¡te he mimado y tratado como mi niña especial! ¿Y así es como me pagas? ¿Destruyendo la posibilidad de emparentarnos con el alfa de la manada? ―otra bofetada conectó el rostro de Daphne ―¡Debí haberte enviado lejos! ¡Debí haberte enviado junto con la perra de tu madre!
Darius soltó el cabello de su hija y esta cayó al suelo con fuerza. Su mejilla estaba roja e hinchada y su nariz no dejaba de gotear sangre.
―Sin embargo, ya no hay nada que hacer. ―la miro con asco ―Porque ella ya no está en este mundo.
La madre de Daphne, había sido exiliada hace muchos años, específicamente cuando ella tenía cuatro años. Es poco lo que recuerda de ella y su padre solo le dijo que la abandonó. Dos años después, su padre tomó a otra compañera, Astea, una omega y madre de Dariana. A medida que crecía, Daphne hizo preguntas sobre su madre y fue cuando cumplió los dieciséis que su padre finalmente le dijo la verdad, su madre lo había traicionado con varios lobos, y él, sintiéndose humillado, rompió su unión y la exilió en el mundo humano, donde murió poco después.
―¿No dirás nada? ¡¿Vas a seguir callada?! ―Darius pateó con fuerza su cuerpo y Daphne contuvo el gemido que amenazaba con salir de su garganta ―¡Maldita seas! ¡¿Por qué la diosa tuvo que darme dos zorras?!
En ese momento, la puerta del estudio se abrió. Una Dariana con el rostro lleno de fingida perplejidad miró a su padre.
―¡Oh, papá! Acabo de enterarme. ―dijo y caminó hacia él para abrazarlo ―¡Es horrible todo esto!
―Lo sé pequeña, lo sé. Ahora estaremos en boca de todos.
Dariana estaba secretamente feliz porque siempre ha estado enamorada de Lorcan, y por años ha envidiado a su hermana. El peor día de su vida fue cuando el beta, por el que siempre había suspirado, llegó a pedir la mano de su hermana mayor. Sin embargo, tenía que seguir manteniendo la compostura, pero sin duda esto significa una oportunidad para ella. Se encargaría de consolar a Lorcan y conquistarlo.
―¿Cómo fuiste capaz de hacernos esto, Daphne? ―Dariana le preguntó a su hermana con fingida decepción ―¿No te das cuenta de que nos has vuelto una paria social? ¿Por qué tenías que repetir los errores de tu madre?
Daphne miró a su hermana y sus labios se apretaron en una fina línea. No era un secreto para ella que Dariana no la quería y que, en cambio, la odiaba, comenzó a descubrirlo cuando rompía sus juguetes y luego, a medida que crecía, dañaba sus vestidos y cosas más importantes.
―Papá, te lo ruego, escucha mi versión de los hechos… ―Daphne habló tratando de sonar calmada. Tal vez no pudiera decirle toda la verdad, pero al menos iba a decirle que Rubius y ella no hicieron nada. Y la verdad es que no había tenido sexo con el alfa.
―¡No quiero escuchar tus mentiras! ―grito enfurecido ―Eres una prostituta, igual que tu madre. Me has avergonzado y has deshonrado a nuestra familia.
―Papá, tiene razón, nos has avergonzado frente a todos. ―intervino Dariana ―¿Cómo voy a conseguir un buen compañero? ¡Ahora todos pensarán que soy como tú!
Los ojos de Daphne se volvieron rojos y llenos de lágrimas. Todo estaba siendo demasiado difícil, aun cuando sabía que esto pasaría, su corazón no aguantaba una humillación más. Apretó las manos en secreto y se obligó a calmarse, ella tenía que ser fuerte y seguir hasta el final.
―Papi. ―Dariana dijo con voz agraviada ―Por años, has sido demasiado amable con Daphne y mira cómo te pago. ―miró a su hermana y sonrió levemente ― Ella… ella ya no merece ser tratada como una igual en esta casa. Te sugiero que la conviertas en una sirvienta. Así aprenderá de sus errores.
Daphne miró a su hermana sorprendida y herida. Creyó que nadie podría ser tan cruel. Acaba de descubrir que ella sí.
―¡Dariana, cómo puedes hacer esto!
―Tal vez tengas razón ―Darius considero las palabras de su otra hija ― A partir de ahora, serás tratada como una sirvienta en esta casa. Has deshonrado nuestro apellido y no mereces nada más.
Daphne abrió y cerró los labios sin poder decir una palabra. En ese momento estaba destrozada por las palabras hirientes de su padre. Sin embargo, la herida dolía más, al saber que el hombre que ama, la odia.
Cerró los ojos y dejó caer más lágrimas. Cuando los abrió nuevamente ya no estaba ni su padre, ni su hermana. Fue allí cuando Daphne finalmente dejó salir todo su dolor.
«Espero que algún día puedas perdonarme, mi amor. De verdad espero que algún día lo hagas»
UN MES DESPUÉS…
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX.