Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 235

Cuando Estefanía decidió publicar sus covers con el nombre de "Penélope", José estuvo al tanto.

La verdad era que él tenía ganas de ficharla para que fuera su artista. Además, Estefanía era tan linda y joven que fácilmente podría haberse lanzado en un reality show y después actuar para convertirse en una estrella de dos mundos. Seguro que se hubiera vuelto super famosa.

Pero resultaba que Estefanía no tenía esas ambiciones, no le gustaba estar tan expuesta.

Así que José no tuvo más remedio que dejarla actuar a su manera.

Esa mañana, Margarita llegó temprano y le pasó una tarjeta de teléfono diciendo que era de parte de Estefanía, era para que buscara un abogado de confianza. Ahí fue cuando José captó el mensaje.

Estefanía quería acabar con Isabel.

Aunque Isabel era una de sus artistas, ¿acaso no había montones de cantantes guapos y con talento aparte de Isabel? José ni lo pensó y decidió dejar caer a Isabel.

En ese momento, Isabel estaba en el hospital y él le llevó una cesta de frutas y un ramo de flores sólo por compromiso.

Isabel ya estaba despierta y al verlo llegar, se esforzó por bajar de la cama y lo llamó: "Sr. Ortiz".

José le echó una mirada a su carita pálida y le respondió simplemente con un "Hola".

"Sr. Ortiz, lo del plagio no fue sólo culpa mía, el compositor también tuvo la suya. ¿Por qué me echaron toda la culpa a mí?", Isabel sollozó suavemente, tenía los ojos llorosos.

"Sí, el compositor también se equivocó, ya lo despedí", contestó José con indiferencia.

Lo que Isabel quería no era que despidieran al compositor, sino que José la protegiera.

"Sr. Ortiz...". Isabel siempre había sido orgullosa, ni siquiera José la impresionaba, pero ese día estaba realmente asustada.

"¿Cinco millones? ¡Ni diez veces más de esa cantidad! Dejen de soñar con arreglarlo en privado, Penélope está decidida a resolverlo en la corte", respondió el abogado sin piedad y colgó.

Ella llamó de vuelta, vio que Isabel tenía una expresión de pena y le dijo en voz baja: "Isabel, ¿por qué no le pedimos ayuda al Sr. Mendoza? ¡Seguro que no va a ignorar tu situación!".

Pero Carlos todavía estaba enojado con ella por lo de Estefanía. El día que lo llamó dos veces, él no contestó y en su lugar, Aníbal la llevó al apartamento alquilado.

¿Serviría de algo pedirle ayuda ahora?

Sin opciones, tomó su celular, buscó el número de Carlos y marcó.

Al cabo de unos segundos, contestaron.

Se escuchó la voz fría de Estefanía al otro lado de la llamada: "Está en una reunión".

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