"Toma algunas fotos y mándaselas al director". Carlos echó un vistazo a las estudiantes de a su alrededor y le susurró a Rafael que estaba detrás de él.
Las estudiantes se asustaron un montón con la repentina aparición de Carlos.
Y al escuchar que iba a hablar con el director, se pusieron nerviosas al instante.
"Portense bien y no hagan ruido". Carlos vio que querían hablar y frunció un poco el ceño.
Como eran chicas, no iba a ponerles la mano encima.
Pero eso no significaba que no iba a castigarlas.
Quizás la advertencia que le había dado al director la última vez no había sido suficiente y la mala vibra de la escuela no cambió.
"Cuando termines, dile que me llame". Dicho eso, Carlos agarró la mano de Estefanía y se dio la vuelta para salir.
Estefanía intentó retirar su mano instintivamente.
Ella estaba sucia y olía mal, Carlos se disgustaría.
Carlos miró de reojo su mano retractándose, se inclinó hacia ella y la agarró de nuevo, esta vez con más fuerza y no le dio la oportunidad de retirarla.
"No te enseñé autodefensa para que la tuvieras de adorno". Dijo con un tono sombrío.
Estefanía siempre fue demasiado buena, recibía golpes sin devolverlos, y eso no era cómo Carlos creía que se debía actuar.
Estefanía lo siguió en silencio.
Una vez en el auto, Estefanía empezó a sentirse más cálida y se dio cuenta de que estaba temblando de frío.
Carlos la miró y le lanzó una manta que tenía en el auto.
Estefanía estaba temblando con la cara pálida del frío, pero aun así dijo con esfuerzo: "Estoy bien, la gente siempre dice lo que quiere".
"Tú no estás bien". Carlos elevó su voz para imponerse.
Pero si dejaba que Sofía se casara con Martín, pondría otra barrera entre él y Estefanía, la empujaría aún más lejos de él.
No había esperado a que creciera para que se alejara.
Estefanía fue la primera en apartar la mirada, miró hacia abajo a su ropa sucia y dijo en voz baja: "No quiero ir a casa ahora, mi mamá se preocuparía y no quiero entristecerla".
Carlos se quedó en silencio por unos segundos antes de responder con un tono bajo y apagado.
Estefanía se envolvió en la manta por el frío y el cansancio, no sabía a dónde la llevaría Carlos, pero se quedó dormida en el auto al poco tiempo.
Cuando despertó, ya era de noche.
Carlos estaba fuera del auto hablando por teléfono.
Ella bajó la ventana del auto y escuchó su voz indiferente que fue traída por el viento: "... Sí, no volveremos esta noche, ella quiere ver el amanecer".
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