Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 287

Carlos se quedó mirándola fijamente con una ligera ondulación en la mirada y no dijo nada.

¿Ella era consciente de lo que acababa de decir? ¿Lo había invitado a quedarse?

La cara de Estefanía se fue enrojeciendo poco a poco, no se atrevió a levantar la vista hacia la cara de Carlos y con una voz tan baja como el zumbido de un mosquito, dijo: "Me da miedo dormir sola...".

Hizo una pausa, tomó coraje y añadió con más fuerza: "¿Qué tal si te vas después de que me quede dormida, te parece?".

No era la primera vez que dormían juntos en la misma cama, pero eso había sido cuando eran niños, parecía que desde que ella había entrado al colegio secundario ya no había vuelto a suceder.

Ella sabía que ya había crecido, que había diferencias entre hombres y mujeres.

Pero de verdad le daba miedo dormir sola en un lugar desconocido, era una habitación muy grande y vacía para ella sola.

Carlos la observó por un rato y luego dijo: "Bueno, pasa".

Al escuchar que él aceptó, Estefanía finalmente soltó un suspiro de alivio.

Al ver su expresión de alivio, Carlos no pudo evitar sentir una chispa de resignación en su mirada.

Ella sólo era una chica con poco coraje que necesitaba sentirse segura, pero él no pudo evitar pensar en otras cosas.

Estefanía entró en la habitación, se subió a la cama y puso dos almohadas extra en medio de la cama, miró a Carlos seriamente y dijo: "Para ser justos, cada uno se quedará en su lado, nadie puede pasar de esta línea".

Carlos bajó la mirada, echó un vistazo a la cama que ella había dividido tan equitativamente y simplemente respondió: "Está bien".

Estefanía fue al baño a lavarse los pies, luego volvió a la cama y se metió bajo las mantas.

Carlos la vio retorcerse bajo las sábanas como un pequeño gusano.

Unos minutos más tarde, con la cara enterrada en las mantas, sacó dos prendas de ropa, las puso en la mesita de noche y murmuró: "Buenas noches".

Ella todavía era muy joven. No entendía nada, por lo que no tenía preocupaciones ni problemas para dormir.

Había pensado que cuando cumpliera los dieciocho, debería ser ya mayor. Pero en ese momento se dio cuenta de que no era el caso.

O tal vez era porque la había protegido demasiado bien y por eso nunca había entendido qué era sentirse atraída por el sexo opuesto. Pero Carlos ya estaba desesperado por obtenerla.

Secó su cabello y al acostarse en el otro lado de la línea imaginaria marcada por las almohadas, justo en ese momento, su celular mostró las 11:59 p.m.

Carlos miró su celular, contó en silencio y vio cómo cambió a las 12:00 a.m.

Volteó la cabeza, vio a Estefanía dormida, se inclinó hacia ella y le dio un beso en la frente.

"Mi pequeña muda, feliz cumpleaños", dijo él en un tono ronco.

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