Josefina estaba visiblemente mejor, ya que Elia se desvivía por visitar todos los hospitales posibles para tratar su enfermedad, que afortunadamente ya mostraba signos de mejora.
La observación del Dr. Díaz, pronunciada frente a ella, ¿cómo no iba a herir sus sentimientos?
El Dr. Díaz le lanzó una mirada de reojo a Josefina y dijo con calma: "Nunca me equivoco en mi juicio."
"Ay, tú..." Josefina se quedó sin palabras, estuvo a punto de retomar la discusión con el Dr. Díaz.
Elia se levantó rápidamente, tomó del brazo a Josefina y la tranquilizó diciendo: "Tía, no te enfades, siéntate y descansa un poco."
Ayudó a su tía a sentarse en el borde de la mesa.
Luego se dirigió al Dr. Díaz: "Dr. Díaz, ella es mi tía, vino a traerme unos documentos. Por favor, tome asiento. La señora con la que tenía la cita a ciegas aún no ha llegado."e2
Fue entonces cuando Dr. Díaz se dio cuenta de su error, que la mujer no era quien esperaba para la cita, sino la tía de Elia.
Pero si había algo que el Dr. Díaz despreciaba era pedir disculpas, así que no dijo nada y simplemente se sentó.
Elia sirvió café tanto para el Dr. Díaz como para su tía mientras buscaba temas de conversación para intentar aliviar la tensión palpable entre ellos. Notó que el ambiente entre su tía y el Dr. Díaz seguía siendo tenso, por lo que mencionó que la mujer con quien tenía la cita aún no había llegado, que habían quedado a las diez.
Por otro lado, le dijo a su tía que apreciaba que le hubiera llevado los documentos, evitando así llegar tarde, ya que el Dr. Díaz detestaba la impuntualidad.
Después, se dirigió al Dr. Díaz: "Esta vez, gracias a mi tía, no tuve que volver por los documentos. ¿No podría haberse informado previamente sobre el perfil de Fabiola, Dr. Díaz?"
Diciendo esto, Elia le entregó los documentos a Dr. Díaz, esperando que este mostrara algo de amabilidad hacia su tía.
El Dr. Díaz tomó los documentos y comenzó a revisarlos sin seguir la conversación con Elia y sin dirigir la mirada hacia Josefina, manteniendo su actitud egocéntrica.
Elia se giró solo para encontrarse con la mirada insatisfecha de Josefina. Con una mirada, Elia intentó calmar a su tía, indicando que no se lo tomara personal.
"¿Qué técnica? ¿Puedo hablar ahora?" Jimena se incorporó, siempre se tomaba su trabajo muy en serio.
"No se puede explicar bien por teléfono. Mejor ven a Sabor Buendía y lo hablamos en persona."
"Pero..." Jimena estaba a punto de explicar que había pedido el día libre, pero Vicente ya había colgado.
Ni siquiera tuvo la oportunidad de aclarar las cosas.
Jimena no tuvo más remedio que llamar a Tomeo y explicarle la situación.
Tomeo le dijo: "Jimena, es tu trabajo. Si el cliente se molesta, podríamos tener que indemnizarle. Debes ponderar qué es más importante."
Y con eso, Tomeo también colgó el teléfono.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...