¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 2022

Orson se levantó de un brinco, como si tuviera resorte en el cuerpo.

Jimena se echó para atrás, asustada, evitando su mirada traviesa: "¡No empieces con tus cosas, ah! ¿Olvidaste qué teníamos que hacer hoy?"

Los ojos de Orson giraron, recordando algo importante, y como si fuera un remolino se levantó de la cama, recogió su ropa y se dirigió al baño: "¡Apúrate, apúrate! Si no, la oficina del registro civil va a cerrar."

Por poco se le pasa que en ese día iban a formalizar las cosas con Jimena.

Al ver cómo Orson se metía al baño, Jimena sintió una punzada de tristeza.

Murmuró para sí: "Si hubiera sabido, no le recordaba nada. Se ha olvidado completamente que hoy íbamos a hacerlo oficial."

¿Era posible que ni recordara ese detalle tan importante? ¿No lo tenía presente?e2

Parecía que formalizar su relación no era tan importante para él.

A pesar de ser una mujer de armas tomar, Jimena también tenía sus momentos de pensamientos profundos y detalles minuciosos.

La actitud de Orson de casi olvidar su día importante, le causó malestar.

Se tomó su tiempo antes levantarse de la cama, se vistió y se sentó frente al tocador, peinándose el cabello con calma.

Orson tardó cinco minutos en ducharse, salió tirando la puerta y la encontró frente al espejo, peinándose lentamente.

Impaciente, le dijo: "Jimena, ¿podrías darte prisa? Ya son más de las nueve, todavía tenemos que manejar hasta allá y el tráfico nos va a retrasar. Si la oficina cierra, tendremos que esperar hasta la tarde."

"¿Cuál es la prisa? Si no se puede hoy, pues lo dejamos." La respuesta de Jimena era extrañamente fría y sin contemplaciones.

Orson se quedó helado, como si no entendiera y preguntó: "¿Qué dijiste?"

Intentaba calmarla, aunque por dentro estaba ansioso, queriendo arrastrarla al registro civil.

Pero conocía el temperamento de Jimena. Cuanto más se le forzaba, más se resistía.

Con ella no funcionaban las imposiciones, tenía que ser todo con suavidad.

Quizás con un poco de dulzura, ella mejoraría su humor y lo acompañaría al registro civil.

"¿Acaso no sabes lo que hiciste mal?" Jimena estaba molesta, pero no era de las que se quedaban enojadas por mucho tiempo. Miró a Orson de reojo, con un tono de enojo en su voz.

Orson estaba confundido. No había hablado mucho con Jimena desde que se habían despertado, ¿cómo iba a saber que había hecho algo para molestarla?

Orson acercó su cara a la de ella, con una sonrisa juguetona y dijo. "Jimena, mejor dime directamente, porque con mi inteligencia, seguro que ni rompiéndome la cabeza voy a adivinar qué hice mal."

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