Elia también giró la cabeza al escuchar la pregunta, mirando a Tomeo con la misma confusión.
"Uno de sus diseños fue adquirido por el Grupo Fuentes y el otro por el Grupo Griera, ustedes son responsables de la comunicación clave del trabajo, ¿quiénes más podría encargarse de la recepción si no son ustedes?" La lógica presentada por Tomeo hacía imposible cualquier contraargumento.
Sin embargo, siempre había una manera de evadir el punto central, de encontrar un problema desde un ángulo diferente.
"Somos diseñadores, no parte del departamento de recepción. Mejor busca a alguien más." Su actitud era firme.
Tomeo suavizó su postura, casi suplicante, y con una sonrisa le dijo: "Es gracias a ti que la compañía ha logrado colaborar tanto con el Grupo Fuentes como con el Grupo Griera. Tú eres la joya de nuestra empresa, y cuando llegan visitantes distinguidos, es natural que queramos mostrar nuestra mejor cara."
Ella le lanzó una gran mirada de desdén a Tomeo: "¿Joya de la empresa? ¿No recuerdas quién quería despedirme hace un tiempo?"
Tomeo era el tipo de persona que sabía cómo ajustar sus velas al viento, un rasgo que ella despreciaba. Pero, dado que era su jefe, había estado tolerando su comportamiento, manteniendo siempre una cara amable.e2
Ahora, al ver que Tomeo intentaba convencerla de impresionar al Grupo Fuentes, le provocaba desprecio. No podía evitar sentir un profundo desdén hacia él.
"Vamos, tú no eres de las que guardan rencor. Me equivoqué antes, y te pido disculpas. Si vuelvo a mencionar despedirte, renuncio a mi cargo de gerente en el acto!" Tomeo se puso de pie, prometiéndolo con convicción.
Sin esperar una respuesta, Tomeo continuó: "Por favor, mi querida señorita, mi joya, en unos minutos llegarán los representantes del Grupo Fuentes y del Grupo Griera. Accede a recibirlos..."
Descuidar a los representantes del Grupo Fuentes y del Grupo Griera sería como ofender a ambas empresas. ¿Cómo podría Tomeo asumir tal error?
El llamado de "querida señorita" de Tomeo la hizo sentir bien, y aunque no quería darle problemas, no podía soportar su actitud prepotente y abusiva.
Además, no quería perder su trabajo. Tenía un hijo que mantener, y cada gasto contaba, así que no podía permitirse un capricho.
"Está bien, vamos a recibirlos." Supo cuándo era el momento de ceder.
Se levantó y Elia también lo hizo. Elia acababa de unirse y todavía no estaba muy familiarizada con la empresa, así que siempre seguía su ejemplo.
Orson, con el rabillo del ojo, captó las miradas de esas mujeres y una sonrisa maliciosa se curvó en sus labios, como si estuviera complacido con su propio encanto.
Detrás de él, siguiéndolo, estaba Bruno, vestido con camisa y pantalón negro, el atuendo estándar de un empleado de Asier, siempre predominando el negro.
Junto a Orson, Bruno parecía muy común.
Al ver a Orson, su respiración se entrecortó involuntariamente, y un nerviosismo subconsciente se apoderó de ella.
Había visto a Orson esa misma mañana y acababa de rechazar sus avances. Ahora, tener que encontrarse con él en un contexto laboral involuntariamente mezclaba sus sentimientos personales.
Solo con ver esa imagen rebelde de Orson, su corazón empezaba a latir descontroladamente, como un cervatillo asustado.
dio un paso atrás instintivamente, pero su mano fue capturada de inmediato. Al voltearse, se encontró con la mirada alentadora de Elia, instándola a mantener la calma y no huir.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...