Asier miraba a Elia con ojos profundos y serios, llenos de expectativa.
Por primera vez, se podía ver la tensión en su mirada oscura, ese aire de incertidumbre que no podía controlar.
Tan poderoso como Asier, en el mundo de los negocios, siempre estaba seguro de sí mismo, convencido al cien por cien de lo que hacía, confiado en su éxito.
Solo frente a Elia, él no estaba seguro de poder obtener un resultado favorable, y eso lo ponía nervioso.
Había hablado, por fin pudo decir las palabras que había guardado en su corazón durante mucho tiempo. ¿Cuándo había empezado a enamorarse de Elia?
Ni el mismo Asier estaba seguro, pero sabía con certeza que estaba enamorado de ella, profundamente enamorado.
Un amor tan grande que, si veía que ella corría peligro, no dudaría en arriesgar su propia seguridad para salvarla, preferiría herirse antes que verla sufrir el más mínimo daño.e2
Asier también había luchado con sus sentimientos en el pasado.
No podía olvidar las palabras de su padre, quien le había advertido que no se enamorara fácilmente de una mujer, especialmente de una que no lo tuviera en su corazón, porque el final sería trágico.
Por recordar siempre el consejo de su padre, Asier había estado reprimiendo sus emociones, poseyendo a Elia, pero sin entregarle su corazón.
Sin embargo, después de tres años de separación, entre la vida y la muerte, Asier finalmente despertó, y la primera persona que quiso ver al abrir los ojos fue a Elia.
Desde ese momento, lo entendió todo, decidió que lo importante era vivir el presente, aferrarse a la persona que tenía delante.
No pudo evitar derramar todo su amor, a pesar de no saber si Elia correspondía sus sentimientos, no podía contenerse y le reveló su corazón.
Ella había respondido a su beso con pasión y urgencia, dejándole sentir su deseo por él.
Si su cuerpo anhelaba estar con él, ¿significaba que él también estaba en su corazón?
Como un salvavidas para Elia, se giró rápidamente, se levantó y caminó hacia el sofá para agarrar el teléfono y responder la llamada.
"¿Qué? Dr. Díaz, que cuide a mi tía, voy enseguida", dijo Elia al escuchar que el Dr. Díaz le informaba que Josefina se había desmayado, su corazón se llenó de preocupación.
Colgó el teléfono y al voltearse, vio que Asier se apoyaba con las manos en el suelo, intentando levantarse con esfuerzo.
Pero sus piernas aún no tenían sensibilidad alguna, sus manos empujaban contra el suelo con todas sus fuerzas, pero no podía ponerse de pie.
Debido al esfuerzo, las líneas de su rostro se tensaron involuntariamente, sus cejas se fruncieron, y aunque sus piernas no se movían, no se daba por vencido y seguía intentando sostener su cuerpo.
Viendo el esfuerzo de Asier, Elia se apresuró a ayudarlo: "Asier, no te esfuerces, la recuperación lleva su proceso, no se puede apurar."
Intentó levantar a Asier, pero era demasiado pesado, no podía moverlo. Sin otra opción, soltó a Asier y salió corriendo a buscar a Bruno.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...