Asier había decidido comprometerse, incluso casarse, con Cecilia. Elia lo sabía muy bien en su corazón; si Asier no quisiera, nadie podría forzarlo.
Maximiliano deseaba juntar a Cecilia y Asier con todas sus fuerzas, eso también era verdad, pues Cecilia era su hija más querida y, naturalmente, quería para ella al mejor hombre.
Para Maximiliano, Elia nunca podría superar a Cecilia, y Elia nunca había albergado la esperanza de que él la tratara mejor que a Cecilia.
Ella siempre había sido consciente de su lugar.
"Asier, ten cuidado, yo te ayudo", dijo Cecilia, protegiendo a Asier al lado de su silla de ruedas, asegurándose de que subiera al vehículo sin ningún contratiempo.
Una vez que Asier estaba seguro en el carro, llamó a Bruno para que guardara la rampa. Al darle instrucciones a Bruno, ella lo miró con desdén.
En el corazón de Cecilia, Bruno era aliado de Elia; si no, ¿por qué Bruno la habría convencido anteriormente de renunciar a Asier y buscar otro amor?e2
Él le aconsejó renunciar a Asier con malas intenciones, para abrirle camino a Elia, para que Elia pudiera ascender.
Desde aquel consejo de Bruno, Cecilia había desarrollado una barrera hacia él y estaba bastante molesta.
Bruno, sorprendido por la mirada despectiva de Cecilia, se quedó perplejo antes de poder reaccionar, y la vio subir al carro y cerrar la puerta, cortando su línea de visión.
El carro avanzaba suavemente por la carretera asfaltada.
Cecilia, sentada junto a Asier, preguntó con ternura e inteligencia: "Asier, ¿qué vamos a comer después?"
"Volvamos a Villa Serenidad, comeremos lo que haya en la cocina", respondió Asier, mirando hacia adelante, con una respuesta natural.
La forma en que Asier se había puesto en frente para defender a Elia de las dificultades impuestas por un espectador arrogante mostraba cuánto le importaba.
Naturalmente, él esperaba que Elia ganara.
Así, Cecilia votó por lo que él valoraba, tratando de complacer a Asier con sus acciones.
Y los hechos demostraron que su voto había sido acertado; la actitud de Asier hacia ella realmente se había suavizado mucho.
Ella confiaba en que los medios también reportarían sobre la profunda hermandad entre ella y Elia, apoyándose mutuamente.
Cecilia estaba de buen humor, no solo porque Asier se había vuelto más tierno con ella, sino también porque sentía que había ganado esta partida.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...