"¡Puf!" Jimena casi se atraganta de la risa. Floria, como siempre, en silencio es una dama, pero en cuanto habla, es capaz de matar de risa a cualquiera.
Orson se apresuró a decir: "¿No viste que justo estaba declarándome a Jimena? Cómo iba a tener algo con otro hombre."
"Tus palabras con él fueron tan íntimas que pensé que realmente había algo entre ustedes," dijo Floria.
"Eso es lo que se llama una amistad profunda," se defendió Orson apoyándose en la cama para sentarse de nuevo, preocupado de que Jimena pudiera malinterpretar algo.
Cuando Vicente había llegado a su casa hace un momento, Orson le había hablado con un tono más cariñoso de lo usual, pero eso no le había parecido inapropiado en su día a día.
Sin embargo, con el comentario de Floria, Orson también empezó a darse cuenta de que tal vez había un malentendido.
En medio de la conversación, se oyó un ruido en la entrada, y todos se quedaron en silencio, mirando hacia la puerta.e2
Vicente entró llevando una bolsa de medicinas y al ver a Elia y a Jimena en la habitación, sus ojos se iluminaron de alegría.
"¡Elia, Jimena, qué bueno que vinieron!"
La razón por la que había llamado a Elia era para que trajera a Jimena a visitar a Orson.
Sin embargo, Elia no había entendido la indirecta.
Bueno, al parecer no era que no había entendido, sino que había usado una táctica más sutil.
"Señor Fuentes, ese ojo..." dijo Elia sorprendido.
Vicente se quedó en silencio, sin atreverse a hablar más.
Elia y Jimena intercambiaron miradas y ambas sonrieron, comunicándose con los ojos que definitivamente había algo entre Vicente y Floria.
"Dame esa medicina y dásela rápido," ordenó Floria a Vicente con tono autoritario.
Vicente, sin perder tiempo, se acercó con la bolsa de medicinas a la cama de Orson, abrió la bolsa y acercó una botella a los labios de Orson: "Vamos, toma tu medicina, te sentirás mejor."
Vicente se acercó a Orson, quien se apartó incómodo. Si Floria no hubiera mencionado que había algo más entre ellos, Orson no habría notado nada raro. Pero ahora, con esa idea en la cabeza, cada vez que Vicente se acercaba, sentía una incomodidad en todo su ser.
"No necesito que me des de beber, dame eso, yo mismo lo haré." Orson extendió la mano y tomó el brebaje medicinal de Vicente.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...