Jacinta estaba en la cocina y aunque no salió, la puerta estaba abierta y escuchó toda la conversación.
¡Los dos ancianos que habían llegado eran los abuelos de Orson!
Ya habían visto a los hijos de Jimena y ahora estaban felices jugando juegos con los niños.
Jacinta estaba desesperada.
Jimena también estaba confundida y le dijo a Jacinta: "No sé cómo se complicaron tanto las cosas. Ya terminaste de cocinar, que coman y que se vayan pronto."
La presencia de esas personas la tenía muy tensa.
Jacinta quería reclamarle, pero viendo a Jimena tan preocupada, decidió que no era momento de reproches y volvió a la cocina a seguir con sus quehaceres, aunque a regañadientes.e2
"Abuelita, te equivocaste aquí, este bloque va en esta parte para construir una casita," le dijo Adora con su pequeña vocecita, quitando un bloque mal colocado y poniéndolo en otro lugar con destreza.
Aunque la corrigieron, la abuela Salcedo seguía sonriendo, aceptando su error con humildad: "Jeje, claro, claro, la abuelita se equivocó, tú eres más lista, chiquita."
Las arrugas de la abuela Salcedo se acumulaban en su rostro sonriente, y miraba a Adora con ojos llenos de ternura, como si estuviese viendo lo más precioso y hermoso del mundo.
El abuelo Salcedo, por su parte, dejó de lado su habitual severidad y observaba a los niños con una sonrisa y mucho cariño.
Los dos ancianos, sentados en el suelo sobre las colchonetas de espuma, no desentonaban en absoluto con los niños.
Jimena, observándolos, sentía su corazón inquieto. Tomó aire, se armó de valor, dibujó una sonrisa y se acercó para unirse al grupo.
Esa mirada hizo que Jimena se sintiera incómoda y, con un codazo, le dio un toque de atención a Orson, pidiéndole que dejara de mirarla de esa forma.
Orson se agarró el brazo dolido, fingiendo inocencia.
Cuando Jimena volvió en sí, vio a los abuelos Salcedo mirándola con una sonrisa significativa. Rápidamente, Jimena volvió a sonreír y empezó a decir: "Abuelos, en realidad estos niños no son..." los hijos de Orson.
Antes de que Jimena pudiera terminar, la abuela Salcedo interrumpió diciendo. "Ya lo sabemos, Orson nos contó todo."
Antes de que Jimena pudiera responder, abuela Salcedo expresó su postura. "No te preocupes, no interferiremos en sus decisiones. Tampoco llevaremos a los niños con nosotros en nombre de la familia Salcedo. Ustedes deben resolver sus asuntos. Claro, si pudieran estar juntos y darles a los niños un hogar completo, eso sería maravilloso."
Quería decir que, aunque sabían de la existencia de los dos niños entre Jimena y Orson, no tenían intención de llevarse a los niños.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...