¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 1973

"¿Estás segura de que quieres este carro?"

"Claro que sí, ya te lo dije, es este carro, ¿lo vas a comprar o no?" Jimena lo miró indeciso, pensando que no quería pagar, y se le subió el genio en un segundo.

"Claro, claro, voy a pagar ahora mismo." Orson sacó rápidamente su tarjeta de crédito y siguió al vendedor hacia la caja.

Había planeado comprarle un carro más caro, pero por poco y la hace enojar.

No podía fallar en este momento crucial del pago.

Orson pagó el monto total con gusto.

Volviéndose hacia Jimena, dijo con una sonrisa: "He escuchado que si una mujer está dispuesta a ahorrar para un hombre, es porque quiere vivir con él. Jimena, ¿acaso tú...?"e2

"Guarda esa sonrisa confiada, lo hago porque temo no poder devolver el dinero después." Jimena le lanzó una mirada blanca.

"Señor, señorita, el papeleo de su carro está listo, pueden llevarse el carro ahora mismo." El vendedor presentó el recibo a Jimena con ambas manos y dijo con respeto.

Esa había sido la venta de carro más rápida que el vendedor haya hecho jamás, un ingreso de trescientos mil en un instante, su meta del día estaba cumplida, y estaba más feliz que nunca.

Jimena tomó el recibo del vendedor y se fue caminando, llegó al frente del carro rojo, a punto de abrir la puerta para entrar.

Desde no muy lejos, se oyó una voz burlona: "Vaya, si es Jimena. Una mujer de clase trabajadora mirando BMWs, mejor no le hagan perder el tiempo al vendedor."

Esas palabras sonaban hirientes. Jimena se giró para ver quién hablaba y vio a Priscila con su cara esquelética y un maquillaje perfecto, que no podía esconder su boca hundida y fea.

"Me río de tu ignorancia." Jimena seguía riéndose, y en ese momento, Orson también se acercó.

Jimena le echó un vistazo a Orson, lo agarró, se puso de puntillas y le pasó el brazo por los hombros, mostrando una amistad fraternal frente a Priscila.

Jimena dio unas palmaditas en el pecho de Orson, con un aire despreocupado y arrogante: "Oye, ella dice que eres pobre porque me compraste este carro con solo trescientos mil. Me da curiosidad, ¿por qué está tan obsesionada y decidida a casarse contigo, si eres un 'pobretón'?"

Orson miró a Priscila con ojos fríos y penetrantes.

Priscila cambió de color en un instante y se apresuró a decir: "Hablaba de Jimena, no de ti, Orson, no le hagas caso a sus tonterías."

Jimena miró a Priscila con una sonrisa sarcástica: "¿Quién fue la que acaba de decir que trescientos mil es solo lo que gasta en un día, y que solo un pobre compraría un carro de trescientos mil?"

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia