Elia no se volteó, solo detuvo su paso por un momento y luego continuó caminando.
Las palabras de Vania, definitivamente no se podían creer, de lo contrario, la que iba a sufrir sería ella misma.
No iba a caer otra vez en las trampas de Vania.
Al ver que Elia la ignoraba por completo, Vania se enfureció tanto que su pecho subía y bajaba con cada respiración. Siguió gritándole a su espalda: "Elia, sé que no crees lo que te digo, pero puedes investigarlo tú misma o preguntarle directamente a Asier si existe alguna mujer llamada Aurora".
La única respuesta fue la fría silueta de Elia alejándose.
Floria se acercó y le dijo con aire molesto: "¡Lárgate ya, que voy a cerrar!"
Vania se volteó, lanzándole una mirada furiosa, y se marchó, con sus tacones resonando enojados.e2
Cuando Elia regresó a la Capital, ya era la tarde.
No tenía prisa por volver a Villa Serenidad, porque según la hora, Asier todavía no estaría en casa.
De todos modos ella estaría sola en casa.
Sentada en el carro, bajó la ventana para dejar entrar la brisa primaveral, y una inexplicable tristeza la embargó.
Justo cuando pasaban por una floristería, Elia le pidió al conductor que se detuviera.
Compró un ramo de flores y luego le pidió que se dirigieran al cementerio.
El encuentro con Vania le había revuelto los recuerdos como un tsunami, y se sentía increíblemente angustiada. Quería visitar a Sergio.
Al llegar a la tumba de Sergio, colocó las margaritas amarillas frente a su lápida y observó la foto de un Sergio joven y lleno de vitalidad.
Elia se sintió melancólica.
Justo cuando Elia la observaba, Cecilia también se volvió, y al ver a Elia, la expresión de tristeza en su rostro se transformó rápidamente en hostilidad.
Se miraron por un segundo y antes de que cualquiera pudiera hablar, Cecilia se levantó del suelo y le dijo fríamente a Elia: "¿Qué haces aquí?"
Sin esperar respuesta, echó un vistazo a la foto de la lápida que Elia tenía enfrente y soltó una risita, diciendo: "Ah, viniste a ver a tu ex. ¿Asier sabe que andas visitando a tu antiguo amor en secreto?"
Cecilia había escuchado hace tiempo sobre los romances pasados de Elia.
Pensó que conociendo al enemigo podría derrotarlo sin problemas, pero al final, aun así perdió.
No perdió ante Elia, sino ante el amor de Asier por Elia.
Elia ignoró la hostilidad en las palabras de Cecilia. Después de todo, compartían el mismo padre, aunque fueran hermanastras, nunca pensó en convertirse en enemiga de Cecilia.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...